Virginia Montes
La OTAN estrena nueva sede, a todo lujo. Estados Unidos es quien paga la mayor factura de la defensa europea, mientras la decadente clase política se enfanga en el buenismo y abre las fronteras a los terroristas.
Donald Trump volvió a ser el claro y directo, con las verdades del barquero, en lo que se ha interpretado como una humillación de los dirigentes europeos. Primero intervino Ángela Merkel que conceptualizó la serie de estupideces autodestructivas de la ingeniería social de George Soros. “No es el aislacionismo y el levantar muros lo que nos lleva al éxito, sino las sociedades abiertas”.
Tras esta exuberante estupidez, que es la doctrina oficial de la decadente clase política europea, que nadie interpreta como una completa falta de educación y una crítica directa a Trump, éste estuvo contundente indicando que los europeos deben dedicar “ingentes cantidades de dinero” a su defensa.
Cuando los dirigentes europeos quieren mantener a toda costa la guerra fría y situar a Rusia como en el enemigo, ni en público ni en privado Donald Trump quiso asumir esa falacia ni tampoco se remitió al artículo 5.
Más claro aún fue en la relación entre inmigración y terrorismo: “Ustedes tienen miles y miles de personas entrando en sus países y extendiéndose por todas partes, y en muchos casos no tenemos idea de quiénes son. Debemos ser duros. Debemos ser fuertes. Y debemos permanecer vigilantes”.