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13 TV: Un modelo caduco y sin imaginación

Redacción




Luis Bru

Hoy abandona el puesto de consejero delegado de 13 TV, Sergio Peláez. Se pone fin así a la etapa de lo que en el argot de la Conferencia Episcopal se denomina el clan de los valencianos, cuyo representante en el Consejo de Administración es José María Mas Millet, detrás del cual están los Cotino.

Sergio Peláez volverá a la COPE de Valencia donde tenía excedencia. Siempre al servicio del PP y sin ofrecer ninguna información que pueda presentar aristas, su gestión al frente de 13 TV ha sido un completo fracaso.

La COPE se hace con los mandos de 13 TV con Julián Velasco, director general de la radio, y un completo lameculos del PP y de la secretario de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, a quien prometió fichar si no salía la investidura de Mariano Rajoy. Se supone que Velasco tiene que poner orden en las finanzas de la cadena, un auténtico agujero negro, que perdió 11 millones de euros en 2016 y acumula pérdidas de más de 60 millones de euros desde su fundación, que ha pagado con resignación cristiana la Conferencia Episcopal merced al privilegio de la crucecita.

El problema financiero es la emanación de un modelo caduco y sin imaginación, en la que una buena parte de la programación está cubierta por películas del Oeste, de la segunda guerra mundial, de piratas, etc., todas ellas de los años 50 y 60, que en honor a la verdad son las que mejor audiencia tienen de la cadena, cuya media no supera el 2 de share. Publicidad de teletienda y galería el coleccionista, informativos discretos y serviles al PP, y tertulias donde se baten todas la cotas de sectarismo y se falsea la realidad componen un panorama desolador y romo.

13 TV se inició como una copia de Intereconomía y no ha mejorado el original. Se supone que Velasco generará más sinergias de Grupo, pero las incursiones de Carlos Herrera han sido un rotundo fracaso, soporíferas y antitelevisivas. En una televisión confesionalmente católica se da el mínimo de programas de contenido religioso porque sus directivos consideran que restan audiencia, lo cual, cuanto menos, es un reconocimiento de su nulidad y tirarse piedras contra su propio tejado. Todo tan lamentable que resulta patético.