Editorial
Theresa May ha recurrido a la retahíla de frases hechas respecto a la masacre de Manchester, del tipo “los terroristas nunca ganarán. Nuestros valores prevalecerán”. Una serie de buenismos huecos y sensibleros para esconder la culpabilidad de una clase política que es incapaz de defender a los niños. Theresa May todavía se está preguntando por la mentalidad tortuosa que lleva a ver en una habitación llena de niños una buena opción para la carnicería.
Esa mentalidad es simplemente islámica. El Corán enseña respecto a los no musulmanes “matadlos a todos allá donde los encontréis”. No hace distingos. Mahoma no los hacía. Mahoma mataba a todos sus prisioneros y de ello se ufana en El Corán. El inútil del jefe de policía de Manchester lejos de dimitir ha pedido que “no se toleren las expresiones de odio”. ¿Es un jefe de policía o de una onegé buenista? La masacre es una expresión extrema de odio que los servicios de seguridad y los de información no combaten. El asesino estaba fichado pero ni tan siquiera investigado. Y el Estado inglés está financiando las mezquitas en fondos de ayuda ¡a evitar la radicalización!
No se puede por menos que constatar que los políticos son incapaces de ofrecer seguridad, salvo para ellos, que viven en una burbuja. Pero la culpabilidad va mucho más allá. El asesino era un refugiado, lo eran sus padres. Tenía la nacionalidad británica pero como una patente de corso, quería exterminar a los ingleses autóctonos, a los que le habían acogido. Son los políticos los que han abierto las puertas a quienes asesinan indiscriminadamente, a quienes violan, a quienes matan. No han tenido ni tan siquiera que entrar clandestinamente. Se les han abierto las puertas. Se han debilitado las fronteras. Se les han introducido en planes de costosas ayudas sociales. Se les han dado estudios y sanidad gratis y, en puridad, se ha financiado y se financia con dinero público el terrorismo.
¡Ya está bien de palabras huecas! ¡Ya está bien de ositos, flores y vigilias laicas! Las sociedades occidentales asisten a un reto terrible como nunca antes. No se puede pedir a la gente que siga haciendo la vida normal, que no tenga miedo, que no cambie de costumbres, cuando se les obliga a vivir sin seguridad, cuando se les impone la ingeniería social de la multiculturalidad, cuando la respuesta de los políticos felones es intentar extender los esotéricos delitos de odio contra quienes denuncian la obviedad: los políticos europeos son culpables, la Unión Europea es culpable.
No podemos por menos que elogiar al cantante inglés Morrissey quien ha escrito: “Estaba celebrando mi cumpleaños en Manchester cuando vi las noticias de las explosiones. Mi rabia es monumental ¿Cuándo va a parar esto?. Theresa May dice que estos ataques ‘no nos quebrarán’ pero vive su vida en una burbuja anti balas, y ella evidentemente no tiene que identificar a ningún joven hoy en las morgues de Manchester”.
“La Reina recibe un absurdo premio por sus ‘fuertes palabras’ en contra del ataque, pero ella no cancela la fiesta en el jardín en el Palacio de Buckingham”.
También criticó las palabras del alcalde de Londres, Sadiq Khan, de origen musulmán, pues no condenó al Estado Islámico tras adjudicarse el atentado. Por último, señaló que “los políticos nos dicen que ellos no tienen miedo, pero ellos nunca son las víctimas”. No, ciertamente, ellos son los cómplices de los verdugos.