Virginia Montes
El mercado del petróleo puede dar un vuelco y romper la estrategia de la OPEP de reducir la producción para elevar los precios. Donald Trump ha presentado su propuesta de Presupuestos para 2018, en la que un objetivo prioritario es reducir la deuda nacional y el instrumento para ello es poner la venta la mitad de sus reservas estratégicas de crudo, que alcanzan los 688 millones de barriles.
Con la mitad de esa cifra, el equipo de Trump calcula recaudar 500 millones de dólares en 2018 y llegar a los 16.000 millones en 2028. Eso significaría que Estados Unidos pondría en los próximos diez años 95.000 barriles diarios de media.
La mera propuesta ya ha frenado el precio del barril: 53 dólares el Brent y 51 el Texas.
Estados Unidos no tiene problemas para bajar el barril por debajo de los 50 dólares, porque ello hace rentable el fracking. La Agencia Internacional de la Energía en sus prospectivas calcula que a medio plazo el 40% de los suministros provendrán de Estados Unidos y el 30% de la OPEP. En 2035, el 25 del crudo y el 50% del gas provendrán del fracking. Además, Donald Trump considera activar los yacimientos petrolíferos de Alaska, frenados por criterios ecológicos.