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La inseguridad completa de los inútiles y los canallas

Redacción




Una adolescente, herida en el atentado de Manchester Arena.

Enrique de Diego

Dicen y repiten políticos y lacayos a sueldo travestidos de periodistas que “la seguridad perfecta no existe”. El alcalde musulmán de Londres, Sadiq Khan fue más lejos al considerar que los atentados “son parte de la vida” de las ciudades. Emmanuel Macron ha ido en la misma línea: debemos acostumbrarnos al terrorismo.

Los dirigentes europeos son incapaces de mantener la seguridad. Son una pandilla de inútiles y de canallas. Salman Abedi, de 23 años, el suicida asesino de Manchester era bien conocido de la policía por su radicalismo, pero no estaba ni encarcelado ni expulsado. Se le ha dejado hacer.

Todas las condenas suenas a hipócritas. Por lo demás, no sirven de nada. Europa se ha tornado un continente inseguro y cada vez lo será más con estos inútiles y canallas.

Las medidas que toman oscilan entre el absurdo y la estupidez. Tras el 11-S se incrementaron las medidas de seguridad en los aeropuertos para el acceso a los vuelos, la consecuencia: colas y pasajeros amontonados en las dependencias aeroportuarias. Los atentados se han trasladado a ese ámbito, como en Bruselas o Estambul.

Insisten, tras haber desarmado a las sociedades, tras haber prometido el paraíso con la sociedad multicultural abriendo las fronteras a la invasión musulmana, que no debemos cambiar de hábitos ni sucumbir al miedo, pero no son capaces de cumplir con su misión básica que es la seguridad.

Hay un fallo multiorgánico, multiinstitucional, de los servicios de información, las policías y los políticos, que es un fallo generalizado intelectual en la educación, en los medios de comunicación, en las tribunas públicas, como cuando Macron se proponía para “proteger a la República”, pero no de los musulmanes que son quienes la amenazan.

Conciertos, partidos de fútbol, fiestas, se han convertido en actividades de alto riesgo porque la seguridad es inexistente en Europa con estos inútiles y canallas. Se han reforzado las medidas de seguridad a la entrada de los estadios, se escudriñan las mochilas…esa línea es inútil; en efecto, va por la senda de que la seguridad no es perfecta. El asesino de Manchester Arena se ha hecho explotar a la salida.

Como sentenció Giovanni Sartori, “estamos en guerra contra el islam y si no lo asumimos la perderemos”.

La seguridad perfecta es exigible. Es la función básica del Estado. Ha de ser preventiva: en España se acaba de detener a dos yihadistas. Y ¿por qué estaban en España? ¿quién los ha mantenido? ¿quién los dejó entrar? Si la sociedad no se hace esas preguntas y empieza a exigir responsabilidades, las víctimas se acumularán. ¿Quién propuso y propició este absurdo conflictivo del multiculturalismo?