Miguel Sempere
Pedro Sánchez vuelve a ser el árbitro de la situación. Pablo Iglesias le ha llamado para plantearle la presentación de una moción de censura y han quedado para hablar. Mariano Rajoy afirma que no habrá adelanto de elecciones y que no se reproducirá la situación de 2016.
El mundo político español se resiente del impacto del triunfo de Pedro Sánchez en las primarias a la secretaría general, pero trata de minimizar los efectos. El PSOE, por de pronto, está incurso en un proceso congresual y aún no está en condiciones de tomar iniciativas. La única dimisión hasta el momento es la del portavoz parlamentario Antonio Hernando, quien traicionó a Pedro Sánchez, y defendió la abstención en la investidura después de haber defendido el no. Dimite pero obviamente no abandona el escaño y el sueldo.
Declaraciones conciliadoras desde algunos de los barones, que han demostrado no estar en consonancia con la militancia: Pedro Sánchez ha ganado en todos los territorios menos Andalucía y País Vasco.
El nuevo PSOE instalado en la izquierda está llamado a mejorar sus relaciones con Podemos, quien ha dado importantes pasos estratégicos como la moción de censura, que ayer se amplió con otra contra Cristina Cifuentes en la Asamblea de Madrid.
Pablo Echenique, secretario de organización de Podemos, afirma que si el PSOE presenta moción de censura, su formación estaría dispuesta a retirar la suya.
Ciudadanos considera que no hay un cambio sustancial y que el PSOE de Pedro Sánchez no representa alternativa de Gobierno. Más distante se ha mostrado Mariano Rajoy quien se muestra dispuesto al diálogo por si hay acuerdos, pero si no los hay tampoco pasa nada. Lo que no habrá serán elecciones anticipadas. No se repetirá lo de 2016. Eso dice Rajoy.