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Rezar a Don Quijote

Redacción




José Luis Mazón. Abogado.

Pocos saben que Don Quijote no es un personaje de ficción inventado por Miguel de Cervantes; si nos ponemos a comparar más bien es Cervantes el escritor que fue inventado o creado por el bueno de Don Quijote para escribir sus aventuras, uno supo obrar y el otro escribir, lo que les reportó fama eterna a ambos.

Don Quijote es, como decían del santo sufí murciano Ibn Arabít, un ciudadano de dos mundos. Son de estos extraños seres que coexisten en ell mundo de las necesidades de la materia o la carne y en otro donde los límites de esta ya no existen y los valores son diferentes.

La historia de Don Quijote es la de una metamorfosis. Es una crónica de la alquimia humana, de como el hombre no desvastado logra el destilado áureo que lo vuelve a su esencia original.

Consciente de su destino afirma nuestro andante a su escudero Sancho:

Sancho amigo, has de saber que yo nací por querer del cielo en esta nuestra edad de hierro para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Yo soy aquel para quienes están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos”.

Los años largos de lectura intensa de los libros en los que “se le pasaban las noches leyendo de claro en claro y los días de turbio en turbio”, son la fase de la crisálida de la criatura intermedia entre el hidalgo y el novísimo y flamante caballero que nacerá de esa envoltura esa tierra de nadie que es necesaria atravesar en toda transformación cabal  y sin la cual no se rompe con los aprietos de lo establecido.

Y en quien será nuestro Don Quijote un día de julio la crisálida se rompe y emerge el nuevo ser; siente este el impulso irrefrenable de una vida distinta y venciendo el calor y cualquier otra resistencia que se le pusiera delante,  antes de salir el día, se acomodó de sus armas, celada, adarga y lanza y montando a su rocín “por la puerta falsa de un corral salió al campo con grandísimo contento”. Es la alegría de un nuevo nacer que eso también es el morir.

En su artículo “Don Quijote, el caballero de la angustia” el profesor Otto Olivera, de la Universidad de Siracusa, hace la descripción más profunda que he visto del alma de Don Quijote: “Todo ser humano lleva, en las profundidades arcanas e inalcanzables de la personalidad el espíritu indestructible de su redención; porque el hombre, esclavo eterno de la realidad, es también eterno rebelde ante su esclavitud”. 

Olivera ha entrado en el alma profunda del caballero como le pasó a Cervantes que fue hecho cautivo de su personaje y en realidad el mismo Cervantes se hace partícipe de la historia, cambia al Sancho Panza labrador rudo y verdadero que tuvo Don Quijote le suplanta y es Cervantes quien habla por boca de Sancho de forma que el cronista fue también escudero.

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Pero Don Quijote es el hombre redimido y Sancho el hombre caído que aspira a la redención que espera recibir en ínsulas o reinos con que apaciguar su fe de algo más que el mundo visible.

Don Quijote se enfoca en lo infinito, busca la recompensa de la fama eterna que no depende de la opinión humana  y Sancho la mundana, una hacienda que le permita vivir con mucho tiempo de ocio. Pero a la vez y aun así siente el impulso de esa vida nueva y se afana dejando mujer e hijos por una vida que es ir por campos buscando aventuras. El escudero se ha superado y está más loco que el caballero.

La fuerza mágica de Don Quijote tiene por origen los golpes recibidos en sus aventuras, las caídas, las persecuciones, la muela arrancada de la pedrada, de ahí sale el poder santificador que le caracteriza, es la acción  de las fuerzas de la Naturaleza a cuyo servicio se consagra, son ellas las que eligen los detalles de su camino. El solo se somete a Dios tal como este Dios se le presenta y guía.

Esa fuerza invisible que le sigue le hace crear escenarios diseñados para él como pedidos escenas teatrales pedidas por encargo.

Así en plena Sierra Morena donde el caballero se retira a la penitencia de su orden,  aparecerán de la nada dos lastimados personajes ambos hondamente heridos de mal de amores, cuyas vidas serán arregladas por un milagro inconsciente del andante. Porque el andante no sabe como provoca los milagros solo al mirar hacia atrás ve que han sucedido. Y esto lo toma por señal o augurio de andar en la senda del corazón.

Otra aparición. Los doce galeotes encadenados con sus guardias de a pie y de a caballo y sus escopetas son enviados a cruzarse don Don Quijote una mañana de agosto a eso de las 10, porque un poder que no es visible ha decidido que esta sea  la aventura de la liberación simbólica del ser humano, la soltura de las cadenas de su esclavitud que ellos pagan como humanidad desastrada o que ha perdido la armonía con los astros,  apedreando al libertador, que ese es el pago que recibe por su fama eterna.

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En la vida andante todo tiene importancia. El ritual de la consagración como caballero es una oración encriptada a las fuerzas más grandes del universo.

Las fuerzas que le guían ponen a un ventero gordo que por ser muy gordo era muy pacífico, el cual pese a sus años de hacer muchos tuertos y conocer las audiencias de media España,  hace las veces de padrino de caballeros andantes, con su libro de asentar la paja que es el misal de las recitaciones; dos prostitutas son las princesas del castillo que por allí se solazaban y hacen las veces de damas de la ceremonia. La Luna que presta su luz de estar llena no puede faltar. El pozo del agua que es la energía de las honduras de la Tierra. Las estrellas que acechan parpadeando. Y el sacrificio de velar las armas encima del pozo y  durante la noche que eliminan la necesidad del sueño. Al día siguiente al alba sale el recién ordenado caballero ya santificado, ya purificado, para cumplir su más alta misión, la de restaurar la edad dorada en esta desastrosa del hierro y del yerro.

Don Quijote ha conquistado por estrafalarios modos, por caminos nunca antes usados, por sendas que estaban encubiertas, el poder de hacer milagros y hasta puede regalarlos a quienes de corazón se encomiendan a él.

Estos son los pobres de bienes materiales que se han hecho poderosos en bienes del espíritu. Han acumulado a base de renunciar a las aspiraciones mundanas una gigantesca fortuna invisible que les permite el don de hacer proezas.

Don Quijote era un caballero con poder de obrar milagros antes de marcharse de este mundo. Y ahora sigue custodiando esa edad dorada a la que cada vez le queda menos porque estamos aquí para extinguirnos.

Al Mesias de la Biblia laica en español, como aficionado a las aventuras especialmente concernientes a deshacer tuertos de la mala Justicia y los malos y malvados jueces, que son mayoría, a Don Quijote le imploro:

Don Quijote que estás en los cielos

usa tus poderes para mejorar este tiempo

haciendo reventar  esta falsa Justicia

en donde abruma de sus aplicadores la malicia.

¿Y cuánto crees lector que tardará la oración en cumplirse?

Hoy Don Quijote ya es eterno e indestructible.