Virginia Montes
Theresa May está dispuesta a blindar a Reino Unido de la inmigración. Es la lógica del Brexit, en el que la motivación fundamental era recuperar el control de las fronteras frente al criterio de Bruselas.
La premier británica, a la que las encuestas conceden una amplia mayoría absoluta, propone incrementar las medidas contra los inmigrantes extracomunitarios subiendo la tasa que deben pagar las empresas por cada uno que contraten. De esa forma, su programa propone que esa tasa se eleve a 2.000 libras (2.340 euros) en vez de las 1.000 libras actuales (1.170).
El número de inmigrantes que entraron en Inglaterra en 2016 fue de 273.000. El partido tory considera que es un número muy alto y se compromete a reducir la inmigración y controlarla hasta “niveles sostenibles” que sitúa en decenas de miles. También elevará la necesidad de justificar los ingresos mínimos para conseguir visados para familiares.
Los estudiantes deberán abandonar Inglaterra tras haber terminado sus cursos. Y tras la salida de la UE, se empezará a controlar la inmigración proveniente de países comunitarios. Todo un ejemplo a seguir.