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La casta globalista se ceba con la clase media baja, base del gran partido identitario

Redacción




Coslada, Parque Rambla. /Foto: actualidad12.net.

Miguel Sempere

Es uno de los datos más relevantes de las elecciones francesas: el 63% de los obreros han votado por Marine Le Pen. ¿Por qué? Los problemas que ella denuncia y a los que trata de dar soluciones son para ellos reales. No lo son para el centro de París, donde los votos a Marine Le Pen se sitúan en el 5%: los pijos franceses no sufren ni la deslocalización ni el multiculturalismo.

Esos obreros, se supone, votaban antes a la izquierda, al extinto partido comunista y al difundo partido socialista. Pero esos partidos lo que han hecho ha sido agravar la situación de sus antiguos votantes, de ahí la desafección.

La casta globalista se ceba en la clase media baja, a través del expolio, de la deslocalización, del paro y del multiculturalismo. No se ocupan, por ejemplo, casas en el Barrio de Salamanca, vigiladas, sino en las ciudades periféricas de Madrid, donde la Policía brilla por su ausencia.

Son esos trabajadores, esas familias que han visto deteriorar su situación y cuyos hijos no solo van a vivir peor sino que, además, se les ha obligado a crecer y convivir en un ambiente conflictivo, multicultural, que ya no es francés, que ya no es español.

Tiene todo el sentido que Respeto, en España, haya prendido en Alcalá de Henares, San Fernando de Henares, Velilla de San Antonio y Los Santos de la Humosa, en el Corredor del Henares.

Esa clase media baja vota a la izquierda porque cree que la izquierda defiende al obrero, cuando la izquierda defiende a las élites globalistas. Una buena parte de esa clase media baja, en España, ha pasado de votar al PSOE a votar a Podemos, que es otra marca de las élites globalistas para hundir a los obreros autóctonos. Ha dicho Pablo Iglesias que quiere construir Madrid con gentes que hablan otros idiomas y han nacido en otras naciones. Los primeros que sufren en sus carnes estas terribles bromas son los obreros; esas familias que accedieron a la clase media y ven como las están devolviendo a ser clase baja. Como les están quitando todo, incluida su identidad, y llevándoles a conflictos raciales y religiosos.

Esa es la base electoral que ha de buscar y a la que ha de defender un gran partido identitario español. En las zonas industriales, obreras es donde está creciendo el humus de esa fuerza patriótica regeneradora.