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Carta abierta a uno que va de honrado: Jesús Gómez

Redacción




Jesús Gómez e Ignacio González, otros tiempos. /Foto: elespañol.com.

Enrique de Diego

Debería sentirme emocionado de que en el PP haya, por fin, uno honrado: Jesús Gómez, exalcalde de Leganés, y diputado regional. Jesús Gómez está teniendo esos diez minutos de gloria nacionales que, según Andy Warhol, todo el mundo desea.

Hete aquí a alguien que denunció la existencia de una cuenta en Suiza de Ignacio González a Juan Vera, secretario de organización, el florero de Carlos Floriano y esa que no se enteraba de nada y que responde al nombre de Esperanza Aguirre Gil de Biedma. No voy a decirle a Jesús aquello tan socorrido de que debía haber ido al Juzgado porque Jesús Gómez y sus cuates han convertido el Juzgado en el brazo tonto de todos los corruptos, y a la fiscalía en la abogacía 24 horas de todos los chorizos, ni a sugerir eso de las pruebas que toca al Estado de Derecho conseguir porque un ciudadano no puede tener acceso a cuentas, enviar comisiones rogatorios, ni pinchar teléfonos, por reseñar algunas de las formas de conseguirlas.

Pero sí ese peregrinar denunciador sugiere más que honradez intento de acabar, internamente, sin escándalo, al enemigo político. Y no es muy edificante tener que reseñar que tú, Jesús Gómez, eras el compañero de partidas de mus de Francisco Granados, que tampoco es trigo limpio, como es notorio. La compañía en el mus indica confianza e intimidad. Por lo demás, no se necesitaba mucha indagación ni dotes de adivino para lo de la cuenta corriente de Ignacio González en Suiza, porque ¿quién no tiene, que se precie, en el PP de Madrid una cuenta en Suiza? Así que las posibilidades de acertar por pura intuición eran del 100 por 100. Añádase que denunciar públicamente la tropelía estando Ignacio González en la trena no sugiere coraje sino mostrenco oportunismo, chacho.

En ocasión en la que sin venir a cuento quisiste enzarzarte en polémica conmigo, terminantes poniéndote en evidencia de manera clamorosa como accionista de Libertad Digital, el chiringuito de Losantos, para descubrirse que en 2012 el Ayuntamiento de Leganés, siendo tú su indigno alcalde, había pagado una factura de 1815 euros al susodicho chiringuito, y que, a la postre, habías contratado por más de 6.000 euros con la empresa de la que eras y eres accionista. Para más inri, el twitter con el que me atacabas de manera ridícula era administrado por un empleado de Losantos, Miquel Roselló, al que pagabas 400 euros mensuales del erario municipal, que debías haber desembolsado, rata, de tu bolsillo.

Además, acumulabas cuatro sueldos públicos, uno de ellos de consejero general de la extinta Caja Madrid. Y después de decir que ibas a donar a Cáritas resulta que no diste lo que prometiste a esa institución y preferiste comprarte lingotes de oro y un cortijo en Toledo. Así que tú, Jesús Gómez, no estás para tirar la primera piedra, sino para pedir clemencia a fin de que no te lapiden políticamente. Aunque me parece que de eso no te salvas.

Eres, Jesús Gómez, un erudito, un cultolatinipardo que pasas de la teoría anarcocapitalista al liberalismo egipcio, con una vanidad superlativa capaz de enmendar a un premio nobel de Economía o a otro de Física; vanidad que ahora ha de andar dando saltos, subida por las paredes de gozo, pero como alcalde fuiste un desastre y por eso te quitaron y no por ninguna conjura, aunque te estés tomando tu venganza de don Mendo, un punto ridícula, pero me consta que Cristina Cifuentes tiene una opinión de ti mucho peor de la que tiene Carlos Delgado; la rubia, otrora la china, te considera un friki bastante bolado así que seguro que no repites en las listas. Aprovecha este momento de gloria, y disfrútalo, porque más dura será la caída.