Miguel Sempere
El juez José de la Mata ha enviado a Jordi Pujol Ferrusola, el primogénito de la famiglia, a prisión, acusado de blanqueo de capitales, delito contra la hacienda pública y organización criminal.
El juez Eloy Velasco ha dictado orden de prisión contra el exdirector del Canal de Isabel II, Ildefonso de Miguel, eludible con fianza de 100.000 euros. Un personaje de menos relumbrón, pero el que han pasado todas las licencias y tráfico de influencias con medios de comunicación.
Convocada por Izquierda Unida y Podemos tiene lugar una cacerolada que sitúa al PP como una mafia, cuestión que se acuñó hace tiempo en Rambla Libre.
El sistema está convirtiendo la lucha contra la corrupción en una especie de información de sucesos con la consigna añadida de que “las instituciones funcionan”, algo que no se cree, a estas alturas, nadie. La lucha contra la corrupción se hace tarde, con sumarios que llevan años y en materias que se debían haber cortado desde el principio.
Pero los problemas de España no son solo de trama, sino de casta. Ignacio González puede haber robado mucho, pero ha depredado mucho más colocando a familiares, amigos y correligionarios que siguen hundiendo y endeudando a España. Tenemos 3.200.000 funcionarios y los partidos, ahora Susana Díaz, siguen colocando a los suyos como interinos para luego hacerlos fijos. Cristina Cifuentes no puede presentarse como la denunciadora cuando era miembro del Consejo de Administración, pero el problema no es Cristina Cifuentes sino la Comunidad de Madrid y las otras dieciséis más, que no nos podemos permitir.
Se están ocultando los problemas de fondo. El sistema pretende legitimarse ahora por la lucha contra la corrupción y no cuela.
El PP es una mafia y ha de ser erradicado (y 6)
