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Dos Francias y media Argelia

Redacción




Emmanuel Macron, el centro líquido. /Foto: clarín.com.

Enrique de Diego

Escena obscena y abyecta: los seguidores de Emmanuel Macron, en el hotel sede electoral, hacían ondear con frenesí banderitas de Francia junto a las de la Unión Europea. Patriotismo degradado y diluido. Nada más grato a los burócratas de Bruselas.

Hay una Francia que ha votado a Macron. Obvio. Es la Francia del sistema. Un hecho relevante en los estudios sociológicos sobre los votantes de este centro líquido es que son felices. Hay una Francia satisfecha. A pesar de los 230 muertos por terrorismo musulmán, es una Francia segura, que vive en sus urbanizaciones y en sus casas de lujo de los barrios céntricos, con su seguridad privada. Lo que se veía, sociológicamente, en la sala del hotel de las huestes de Macron eran los ‘pijos’. Gente que se siente legitimada y moral con la corrección política de la que Macron es la quintaesencia; ese Macron que cuando se descubre que uno de sus estrechos colaboradores ha de ser despedido por integrista musulmán que nunca ha sido Charlie, no en el detalle, sino de manera grosera, inadvertido pero a micrófono abierto, comenta que es un “buen tipo”.

Es la Francia exquisita cuya bandera es la de los burócratas de Bruselas; que no sufre la inseguridad, ni el paro, ni la falta de expectativas ni poder adquisitivo. Está formada por la derecha caviar y la izquierda caviar y el centro líquido. Es una Francia inconsistente; implosionará y hará el ridículo si gobierna, pero provocará daños irreversibles.

Marine Le Pen puede ganar. Debe hacerlo. Representa a la Francia que quiere sobrevivir, insatisfecha a fuer de patriota. La que percibe que las cosas van mal e irán a peor, a mucho peor si no se toman ya medidas. Hay otras Francias insatisfechas. La de Jean-Luc Melenchon, notoriamente. La de Fillon también. Al corrupto Fillon no le va a seguir nadie. Están insatisfechos los católicos que han hecho piña con él, pero que han de ver a Macron como lo que es: la nueva cara del satanismo de George Soros, de ese globalismo salido del averno con la pretensión de erradicar a Dios, a Cristo, de todas las actividades humanas, con esa extraña alianza con el islamismo, lleno de “buenos tíos” integristas.

Y hay luego media Argelia. Una mezcla de Mahgreb y del Sahara que aspira a vivir del contribuyente y a imponer la sharia y a extender el desierto por el Loira, el Garona y el Sena, porque es lo que llevan haciendo la friolera de mil quinientos años. Es una experiencia constante y contrastada.

Esa Francia satisfecha de Macron es aliada de esa media Argelia amenazante, la de los atentados de Bataclan y Niza, de esos “buenos tíos”; son los nuevos colaboracionistas de la media luna con esas banderitas estúpidas de burócratas de Bruselas.

Mi agradecimiento y mis mejores deseos para los patriotas de Marine Len, en la segunda vuelta y siempre. Sois los mejores.

¡Vive la France!