Virginia Montes
Marine Le Pen ha llevado al Frente Nacional a un resultado histórico: 21,9%. Su pase a la segunda vuelta es valorado por su sobrina, Marion Marechal Le Pen como “una gran victoria para todos los patriotas”. Sería la candidata más votada.
Marine Le Pen, que ahora se enfrentará al “todos contra Marine”, ha hecho un llamamiento a la unidad nacional, a la supervivencia: “Hago un llamamiento a la unidad nacional, la supervivencia de Francia está en juego. La reconstrucción de la República solo puede hacerse en torno al amor que sentimos por Francia”.
El diagnóstico y las soluciones de Marine Le Pen son acertadas, son las únicas viables: Francia está en riesgo de perder su identidad, de ser islamizada, de ser una proyección de Argelia. Francia se está disolviendo en el multiculturalismo de esa trituradora que es Bruselas. La Unión Europea no admite reforma sino que precisa una ruptura.
Dicen los analistas que Marine Le Pen ha desdiabolizado al Frente Nacional. Su resultado tendrá su proyección también en las legislativas. La candidata del Frente Nacional ha sido más votada que el de Los Republicanos. Hoy, en términos partidarios, el Frente Nacional es el primer partido de la derecha francesa. Es el partido más votado por los trabajadores, por los jóvenes, por los gendarmes. Sus tesis y sus ideas patrióticas e identitarias han tomado carta de naturaleza. Ya no es un partido que recoge el voto de castigo sino que tiene un electorado fiel.
Quedan dos semanas para la segunda vuelta y, en principio, todo está contra Marine Le Pen, pero las urnas deben volver a abrirse. Los dirigentes –Francois Fillon, Benoît Hamon, el ultraderrotado candidato del PSF- ya han pedido el voto para Macron. Es lo que los analistas llaman el “frente republicano”, pero todavía queda por constatar que los electores les sigan. En el programa electoral de Fillon hay muchos más puntos de contacto con Le Pen que con Macron. La sorpresa es difícil que se produzca pero no puede descartarse a priori.