AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Ante el fracaso del islamismo (10): La invasión demográfica

Redacción




El islamismo desintegra la identidad de las naciones europeas. /Foto: ABC.es.

 

Enrique de Diego

Nada muestra más a las claras el fracaso de islamismo –incluso por encima del atraso endémico de sus sociedades, la incapacidad para la ciencia y la investigación, la extensión del desierto a su paso de langosta o la inestabilidad de sus naciones- que la invasión demográfica de Europa que se ha convertido en el principal y más enconado problema, al que ha empezado a hacérsele frente.

Hasta los años 60 del siglo pasado, no hay población musulmana en Europa y, sin embargo, ahora los musulmanes residentes en el viejo continente se acercan a los 45 millones y con un fuerte dinamismo demográfico, superior al de los autóctonos (el 50% de los niños que nacen en Holanda son de padres musulmanes). Hasta 1996, a la llegada de Aznar, la población musulmana en España es numéricamente irrelevante y hoy en día se sitúa en 1,8 millones.

Son los datos de una invasión. Antes del terrorismo, fue esa llegada masiva de musulmanes, intensificada, además, en los últimos años con la excusa de la guerra de Siria, la destrucción de Libia y la conversión del Mediterráneo de un auténtico coladero continuo administrado por las mafias, las onegés y en el que de manera tan absurda como patética colaboran las Armadas europeas, incluida la española. que alcanza así su nivel máximo de degradación en su auténtica función, que es la defensa de las aguas territoriales.

Esta invasión, sin precedentes en la historia del devenir humano, se distingue por ser subvencionada, sin relación alguna con el mercado, sin aporte económico alguno, y por ser una inmigración que huyendo del fracaso del islamismo exporta el islamismo; es decir su propio fracaso. Todos los estudios sociológicos independientes coinciden en que la situación de agresividad y radicalismo empeora en la segunda generación y sigue empeorando en la tercera.

Musulmanes holandeses a favor de Erdogan.

Es decir, por de pronto los musulmanes en una Europa cuya identidad están destruyendo viven de las ayudas sociales. Son un grupo parasitario que viven a costa de un contribuyente al que odian –el islamismo es una doctrina de odio ubicuo- y al que pretenden exterminar –ese, y no otro, es el mandato coránico- y que van ocupando zonas, barrios, por de pronto, donde no rige el Estado de Derecho sino donde se impone la sharia, como en Molenbeck, barrios de la periferia de París o del centro de Londres, donde, por ejemplo, las mezquitas y los grupos radicales se financian con cuantiosos fondos dedicados ¡a combatir el radicalismo!

Aunque sus sociedades han sido incapaces de sostenerlos, y han tenido que emigrar, el sentido de conquista que El Corán les inculca hace que se recluyan en ghetos y que pretendan ser dominantes.

Además de la evidencia, hay que establecer la conclusión de que los musulmanes no son integrables, no se van a integrar nunca. El Corán les prohíbe tener relación con nadie fuera de su secta y les ordena matar a los no musulmanes (“matadlos a todos allá donde los encontréis”, es la única aleya o texto que se considera válido, según la ley del abrogante y el abrogado, como se indica con claridad en El Corán que se usa y se distribuye en la Mezquita de la M 30).

De hecho, el análisis sobre su intrínseco e inmenso fracaso es hurtado, pues la utopía integrista es que ese fracaso se debe a que el islam aún no domina el mundo. Así, el pensador más influyente en el integrismo, Sayid Qotb afirma que “el islam no puede cumplir con su misión salvo teniendo el liderazgo de toda la humanidad, para lo cual la comunidad musulmana se halla ahora bajo los escombros de tradiciones creadas por el hombre durante varias generaciones y aplastada bajo el peso de leyes y costumbres falsas que no están relacionadas ni remotamente con las enseñanzas islámicas”.

El niqab en Europa.

 

NO TE LO PIERDAS:   Al ignorante ilustrado de Ignacio Escolar le cae la del pulpo por gilipollas

Esta invasión demográfica parasitaria, que nada aporta y que depreda el dinero público, está destruyendo las identidades de las naciones europeas. Es, también, una demografía subvencionada. Francia tiene una tasa de natalidad de 1,8, mientras las familias musulmanas francesas o afincadas en Francia multiplican la tasa hasta llegar al 8,1, beneficiándose de los incentivos a la natalidad. En el Sur de Francia, ya hay tantas mezquitas como iglesias católicas. El 30% de los jóvenes menores de 30 años que viven en la zona septentrional de Francia son musulmanes. Por lo general, no se consideran franceses y se muestran agresivos hacia los franceses autóctonos (que los sostienen con sus impuestos). En ciudades como Niza, Marsella o París se eleva al 45%. En 2027, uno de cada cinco franceses será musulmán.

En los últimos treinta años, la población musulmana de Inglaterra ha crecido desde los 82.000 a los 2 millones y medio de musulmanes. En Reino Unido hay más 1.000 mezquitas. En Holanda, en 15 años la mitad de la población será musulmana. En Bélgica, el 25% de su población ya es musulmana y el 50% de los recién nacidos. En 2015, Alemania aceptó 1.200.000 musulmanes bajo la coartada de “refugiados”.

El terrorismo crece a medida que la población islámica alcanza masa crítica y las viejas naciones europeas tienden a dejar de ser tales para seguir el camino letal y destructivo de Siria, Libia, Nigeria o el multicultural Líbano. Gilles Kepel, uno de los más reputados especialistas en islamismo, ya da por seguras guerra civiles en Europa con la segunda y tercera generación islámicas.

La primera norma necesaria es cortar completamente el flujo de ayudas y fondos públicos.