Enrique de Diego
Tenemos un Ministerio de Sanidad, 17 consejerías de la materia y una supuesta Bruselas que lanza directivas como los órganos de Stalin cohetes y, sin embargo, se han dedicado a permitir que se envenene a la población mediante el consumo masivo de aceite de palma –una bomba de grasas saturadas con el ácido palmítico- que provoca ictus, infarto y cáncer. Y ese envenenamiento masivo, desde las multinacionales y las grandes superficies, se ha dirigido especialmente contra adolescentes y jóvenes.
Un estudio somero de un supermercado estándar muestra que una serie de productos especialmente consumidos por adolescentes y jóvenes están elaborados con aceite de palma, palmiste o aceite vegetal, eufemismo tras el que en ocasiones esconden el aceite de palma.
Prácticamente todas las galletas están elaboradas con aceite de palma. Oreo, Galletas Principe, todas las de Fontaneda, como las María, las Napolitanas, Campurrianas –que presumen de ser clásicas-, las Gullón, las Chiquilín. Por supuesto, todas las de marcas blancas como Alteza. Solo las Artiach de coco afirman estar hechas con aceite de coco.
Igualmente, todos los biscotes usan el pernicioso aceite de palma entre sus ingredientes, de todas las marcas: Silueta, Bimbo, Grielle, Ortiz…
Por supuesto, toda la bollería industrial. ¿Qué han hecho con nuestros adolescentes y jóvenes?
Es especialmente execrable que una empresa que siempre ha presumido de saludable, y de adventista, como Kellog´s sea un factor de envenenamiento con toda la gama de sus productos elaborados con aceite de palma.
Antes de comprar un producto, y de mandar una dosis perjudicial de grasas saturadas a las arterias de sus hijos, vean los ingredientes de lo que compran.