Virginia Montes
Donald Trump ha variado todas sus posturas de campaña sobre Siria y Al Assad y ha empezado una escalada bélica de consecuencias imprevisibles, en lo que parece un intento de desatar una guerra, de la que Inglaterra se desmarca.
Impactos en la base militar de Ash Sairat desde donde se produjo el ataque que se supone fue efectuado con gas sarín, aunque Siria y Rusia afirman que el gas fue liberado al bombardear un polvorín de los opositores. Un total de 59 misiles Tomahawk han sido lanzados desde buques de guerra situados en el Mar Mediterráneo. Rusia califica de “agresión” esta acción punitiva que, al menos, ha dejado cuatro muertos.
Donald Trump en rueda de prensa ha situado esta peligrosa toma de postura como acorde “con el interés nacional” y ha llamado a la “comunidad internacional” a unirse. «No hay duda de que Siria ha usado armas químicas y ha violado sus obligaciones internacionales bajo la Convención de Armas Químicas y ha ignorado la urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Todos los intentos de cambiar el comportamiento de Asad han fallado y fallaron de manera estrepitosa. Como resultado, la crisis de refugiados se está agravando y la región continúa desestabilizándose, amenazando a Estados Unidos y a sus aliados», señaló el presidente.
Estados Unidos avisó con antelación a Rusia del ataque, responsabilizando al Kremlin de lo ocurrido. El portavoz del Kremlin ha considerado el ataque como “agresión a un país soberano” con “un pretexto inventado”.