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Marine Le Pen: la salvación de la civilización

Redacción




Marine Le Pen. /Foto: elmundo.es.

Virginia Montes

Las encuestas coinciden en señalar a Marine Le Pen como la más votada en la primera vuelta con el 30% de los votos. E insisten en que será batida en la segunda por Emmanuel Macron en la segunda con el 62% de los votos. Siempre dan este porcentaje.

Las encuestas no solo no son infalibles sino que últimamente fallan mucho, porque más que encuestas son aparatos de propaganda de esta casta traidora, corrupta y globalista. Los sondeos daban que Hillary Clinton iba a ganar las elecciones sobre Donald Trump con gran ventaja. En Austria, la casta globalista recurrió a todo tipo de argucias para dar la victoria a un insustancial ecologista. Y en Holanda se utilizaron como elemento de movilización, pretendiendo luego dar la imagen falsa de una derrota de Geert Wilders, cuyo partido de un único militante subió con claridad.

Macron es un globalista de diseño y un manifiesto antipatriota que hizo críticas muy severas a Francia en Argelia, pero es el mimado del sistema y todo está funcionando para abrirle camino, empezando por la caza despiadada de François Fillon para que Macron pase a la segunda vuelta. Una serie de dirigentes de izquierdas, como Manuel Valls, ya se han posicionado a favor del exdirectivo de la Banca Rothschild, en contra del candidato socialista.

Macron es el moderado al que pueden votar tanto los de izquierdas como los de derechas, porque es la corrección política en estado puro y cuenta con el favor y casi el fervor de todos los medios de comunicación.

Esa obsesión por destacar un hipotético resultado en la segunda vuelta, sin haberse celebrado la primera, pretende desalentar el voto a Marine Le Pen, porque si ésta rompiera los límites de las encuestas se crearía una ola de cara a la segunda. Y tengo para mí que es lo que va a suceder.

Se da demasiado por supuesto que el llamado “frente republicano” –todos contra Marine– funcionaría en la segunda vuelta, rememorando el 92 y también las últimas regionales. Pero esa conclusión tiende a ser precipitada. Por de pronto es una expectativa. Y, en efecto, está funcionando en lo relativo a la izquierda, pero no es tan claro respecto a la derecha, donde en aspectos cruciales y decisivos como inmigración e islamización el electorado de François Fillon está mucho más cercano a Marine Le Pen que al disolvente Macron.

Marine Le Pen ha hablado de que su victoria representaría un “cambio en la civilización”. Sería su salvación, aunque de todas formas se producirá porque los jóvenes de manera muy clara están apostando por el Frente Nacional. La cuestión es acabar cuanto antes con esta agonía y esta decadencia de una civilización que se tambalea sin resortes morales.