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Charlon Heston, la épica de un héroe

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

Charlton Heston nació en Evanston (Illinois ) el 4 de octubre de1923. Casado desde 1944 con Lydia Clarke tuvo dos hijos, Fraser (1955 ), director de cine con películas como Alaska, Needful things o La isla del tesoro, y Holly Ann. Es, sin duda, uno de los iconos del cine del siglo XX gracias a su presencia carismática en un puñado de películas que ya forman parte de la mejor historia del cine. Heston fue además un gran actor de teatro (intérprete apasionado de Shakespeare) y activista en causas tan diversas como la igualdad y la no discriminación entre negros y blancos (participó en la Marcha por la libertad de Martin Luther King) hasta la defensa de la Segunda enmienda –el derecho a portar armas– presidiendo la Asociacion Nacional del Rifle (NRA ). Filmó también el documental contra el aborto: El eclipse de la razón y publicó aparte de sus Diarios de cine y sus Memorias como actor varios libros de pensamiento como The courage to be free y el emotivo y magnífico Letters to my grandson una visión de la historia, la política y la cultura dirigido a su nieto.

Su legado cinematográfico como actor es impresionante: Pasión bajo la niebla (Ruby Gentry ) de King Vidorespléndido melodrama al lado de Jennifer Jones – y El mayor espectáculo del mundo, de Cecil B de Mille, ganadora del Oscar a la mejor película iniciaron su camino del éxito. Luego vendrían:

Cuando ruge la marabunta (The naked edge), Los Diez Mandamientos (The ten Commandments), Sed de mal (Touch of evil), Horizontes de grandeza (The big country), Ben Hur, El Cid, 55 días en Pekín, El tormento y el éxtasis (The agony and the ecstasy ), Khartoum, El planeta de los simios (The planet of the apes), El señor de la guerra (The war lord), Mayor dundee, Will Penny, The Omega man, Cuando el destino nos alcance (Soylent green ), Terremoto (Earthquake ), Marco Antonio y Cleopatra, Mother lode, A man for all seasons, La isla del tesoro (Treasure island) a las órdenes de directores como Cecil B. de Mille, William Wyler, Orson Welles, King Vidor, Nicholas Ray, Anthony Mann, Carol Reed, Byron Haskin, Franklin J. Schaffner, Richard Fleischer, San Peckinpah...conforman la carrera excepcional de un auténtico héroe épico que como el Cid Campeador, en la vida y en la muerte, fue el «más noble caballero andante que jamás ciñera espada».

Es difícil seleccionar sus grandes interpretaciones. Desde luego Sed de mal de Orson Welles se ha convertido en un film de culto. Heston impuso a Welles en la dirección y le permitió crear una de sus más personales y fascinantes películas. En la década de los sesenta del pasado siglo Heston adquirió su máxima madurez creativa y la empleó junto a su influencia como estrella para apoyar proyectos complejos, de gran calidad artística que seguramente no se hubieran rodado de no ser por su presencia.

 

 

Así nació El señor de la guerra de Franklin J. Schaffner, historia de amor y desolación en la época feudal con una bellísima puesta en escena y un clima poético y guerrero perfectamente conseguido. Will Penny, de Tom Gries, western crepuscular sobre un vaquero de mediana edad que ve su vida escaparse sin haber conocido de verdad su propia existencia fue otro empeño personal de Heston y supuso una de sus mejores interpretaciones. Mayor Dundee de Sam Peckinpah es otro western original, duro y lleno de aristas. Cuando el dinero de la producción se terminó el actor donó su salario para que el polémico y brillante Peckinpah pudiera terminar la película. Y está por supuesto El planeta de los simios, también de Schaffner, obra maestra e impactante parábola sobre el sentido de la vida y la historia del ser humano y que dio lugar a una saga de continuaciones y en la actualidad a una franquicia con múltiples títulos. Ninguno alcanzaría la calidad de la original.

Heston también encarnó héroes como el general Gordon en Khartoum, de Basil Dearden, santos como Juan el Bautista en La historia más grande jamás contada, de George Stevens y genios como Miguel Ángel en El tormento y el éxtasis de Carol Reed .

En el inicio de los años setenta cultivó sobresalientes películas de ciencia ficción como Cuando el destino nos alcance, de Richard Fleischer para después encarnar a héroes contemporáneos en películas de catástrofe.   Y nunca abandonó el cine histórico encarnando sucesivamente al cardenal Richelieu (Los tres mosqueteros), Enrique VIII (El príncipe y el mendigo) y a Santo Tomás Moro (El poder del triunfo , dirigida por el propio actor). Y sin dejar a un lado las adaptaciones de Shakespeare interpretando a Marco Antonio en Julio César, de Stuart Burge y en Marco Antonio y Cleopatra, dirigida por él mismo.

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Charlton Heston estuvo varias veces en España desde la época de Sam Bronston en 1960 hasta 1999 en el rodaje de la miniserie Camino de Santiago, inspirada en un relato de Arturo Pérez Reverte. Cuando las grandes productoras tal vez temerosas de su incorrección política y de su apoyo a las causas conservadoras le fueron relegando, creo su propia empresa: Agammenon y asociado con su hijo Fraser produjo documentales sobre la Biblia, la historia de la Ópera o cuidadas adaptaciones de novelas clásicas como La isla del tesoro y El crucifijo de sangre, ambas dirigidas por Fraser C. Heston. En la última encarnaba nada menos que a Sherlock Holmes .

Y por supuesto su recuerdo universal se fija en tres grandes superproducciones históricas que se cuentan además entre las películas más populares de la Historia del Cine: Los Diez Mandamientos, Ben Hur y El Cid.

En octubre de 1954 Cecil B. De Mille ( 1881-1959 ) y su equipo zarparon con destino a El Cairo para comenzar el rodaje de una de las grandes obras de la historia del cine, la que iría siempre y en todos los lugares del mundo unida indeleblemente a su nombre: Los Diez Mandamientos.

El investigador Henry Noerdlinger había estado investigando durante años, consultó millares de libros y revistas y fotografías, el resultado fue un libro científico editado por la Universidad de California: “Moisés y Egipto “.. El primer milagro de Los Diez Mandamientos es su capacidad para unir rigor y aventura, religión y drama, pasión e historia. Todos y cada uno de los elementos de la película están reconstruidos según la documentación histórica más rigurosa, incluso las Tablas de la Ley y los grabados que en ella aparecen. Pocas personas iban a ser conscientes de este esfuerzo, pero el espíritu de De Mille al hacer la película era el mismo que animaba a los autores de las grandes catedrales: emplear el arte para dar testimonio de la grandeza de su fe.  Meses de rodaje, un reparto fabuloso encabezado por Charlton Heston (cuyo parecido con la célebre estatua de Moisés creada por Miguel Ángel, le proporcionó el papel), Yul Brynner, Anne Baxter, Edward G, Robinson, Yvonne de Carlo, un infarto sufrido por De Mille en la primavera de 1955….. El rodaje concluyó el 13 de agosto de 1955 pero el montaje final no estuvo listo hasta febrero de 1956. Los Diez Mandamientos es la culminación de la grandiosidad de Hollywood, un formidable espectáculo de cultura popular, una lección narrativa de cine y una película comprometida que constituye el máximo esfuerzo del cine para difundir la palabra de Dios.

Ben-Hur (1959) –una historia de los tiempos de Cristo-  se planeaba desde 1956 con un guión original de Karl Tunberg adaptado de la novela de Lew Wallace, ya filmada en 1925 por Fred Niblo. William Wyler aceptó tras algunas dudas y enseguida comenzó la carrera para elegir al actor protagonista. Como iba a rodarse en Italia se presentó la candidatura de Cesare Danova, un actor entonces emergente, y pronto comenzaron a circular otros candidatos: Marlon Brando, RockHudson, KirkDouglas .. Herman Citron, el agente de Charlton Heston, logró que el papel de Mesala –el antagonista– le fuera casi reservado a Heston. Pero la elección aún no era firme. Un día de principios de 1958 Cecil B. De Mille, el viejo pionero y maestro, autor de Los Diez Mandamientos, aún en triunfo en todo el mundo, habló con el actor. Le preguntó por Ben-HurHeston le dijo que tal vez pudiera intervenir dando vida a Mesala. De Mille frunció el ceño y le respondió: «Tú debes ser Ben-Hur. Si quieres hablo con Willy Wyler, aunque a los directores nos gusta elegir nosotros mismos a los actores y tal vez se enfade… Pero tú debes ser Ben-Hur».  Pocos días después, Wyler llamó al protagonista de Los Diez Mandamientos y le dijo: «Chuck, el papel de Judah Ben-Hur es tuyo«. Ello dejó libre a Messala que fue ofrecido a Stewart Granger, éste vaciló y cuando quiso aceptar el papel ya había sido asignado a Stephen Boyd.

Una escena clave era la del reencuentro de los dos viejos amigos tras años de lejanía. Un encuentro, una amistad, que pronto se convertiría en odio mortal. Wyler repasaba la escena sin que le convenciera el guión original. Se llamó entonces al novelista Gore Vidal, un tanto provocador. Fue Vidal el que propuso un cambio insólito. La raíz de la relación entre los dos amigos se remontaría a su juventud: Mesala se habría sentido entonces atraído por Judah en una pulsión homosexual, y habría sido el rechazo del pretendido amante el que propició la cadena de odio.  A Wyler no le gustó la solución y Gore Vidal fue despedido a los tres o cuatro días de trabajo. Se recurrió entonces al poeta y escritor inglés Christopher Fry, que fue el autor final de la reescritura de esta escena y de muchas otras en el guión original, aunque los créditos solo reconocieron al primitivo Karl Tunberg.

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Gore Vidal contaría después que medio guión de Ben-Hur era suyo, y que la escena en cuestión se había rodado tal y como el la escribió. Nada de ello es cierto. Charlton Heston anotó un diario exhaustivo de aquel rodaje y registra de manera exacta el día en el que Vidal apareció, la negativa de Wyler y del propio actor que en ningún momento fue engañado sino que rechazó la visión propuesta y el posterior despido. El propio director corroboraría años después las anotaciones de HestonBen Hur obtuvo once Oscars y hoy es uno de lo grandes iconos del Séptimo Arte, sobre todo la mítica carrera de cuádrigas.

El Cid 1961 es la historia de un héroe que sabe amar ( la reconciliación con Jimena es un momento mágico de romanticismo y belleza), cumplir con su deber (la jura de Santa Gadea en la que obliga al Rey Alfonso a jurar que no tuvo parte en la muerte de su hermano don Sancho ), pelear (el juicio de Dios de Calahorra, un ejemplo de montaje y puesta en escena absolutamente antológica) , perdonar (España tiene por fin un rey, le musita herido de muerte al rey Alfonso cuando éste reconoce por fin su error y corre a su lado) y morir ( la antológica escena de la muerte de Rodrigo – El Cid – agarrado al brazo de Jimena y haciéndola prometer que a la mañana siguiente habrá de conducir a sus tropas a la victoria, vivo o muerto . La imagen del Cid, en unidad con el rey Alfonso – Dios , El Cid , España gritan los soldados – logra la victoria después de muerto y ahuyenta las tropas musulmanas del fanático Ben Yussuff.

Anthony Mann (su obra fue analizada con entusiasmo por Felix Martialay en los especiales de la revista Film Ideal de la época) logró transmitir unas imágenes de poderosa belleza, desde el paisaje agreste de Castilla hasta la emocionante secuencia final: el héroe cabalgando en la playa y perdiéndose en el horizonte tras haber cruzado las puertas de la Historia para entrar en la leyenda. Charlton Heston es el Cid en su más perfecta encarnación – como supo reconocer Ramon Menéndez Pidal, el mayor especialista cidiano en todo el mundo -, héroe, valiente, esforzado, el caballero andante en su expresión suma. Sofia Loren posee la belleza serena que otorga a doña Jimena un carácter parecido a Dulcinea, pero es también la mujer fuerte que defiende la memoria de su padre y cumple la última voluntad de su esposo .

El Cid es poesía épica –a lo que ayuda la banda sonora de Miklos Rozsa– una película bellísima, perfecta en su concepción, desarrollo y personajes, producida con amor y pasión por Samuel Bronston que logró convertir el personaje histórico español en una leyenda universal para las nuevas generaciones que se acercan a la película y reviven el Romancero, la Reconquista de España.

Tuve la oportunidad de publicar dos libros sobre él: Charlton Heston, películas (Cileh 1992 ) y Charlton Heston, la épica de un héroe (Ediciones Internacionales Universitarias 1999) y el privilegio de mantener correspondencia durante casi siete años.

Charlton Heston, que padecía Alzheimer desde 2002 aunque mantuvo presencia pública hasta el inicio de 2004, falleció víctima de una neumonía el 5 de abril de 2008 a los ochenta y cuatro años. Su gloria y recuerdo permanecen en la memoria de los cinéfilos de varias generaciones aunque algunos sectarios hayan tratado de disminuirle a causa de su compromiso intelectual en contra del establishment progresista.