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La CUP desata una guerra que nadie quiere ver: Cataluña hacia Crimea

Redacción




David Fernández y Anna Gabriel, en el escrache a la sede del PP. /Foto: elperiodico.com.

Editorial

El 11 de septiembre de 2013, catorce patriotas españoles interrumpieron un acto sedicioso y por ello han recibido condenas de más de 4 años ¡por el Tribunal Supremo de España! Esa condena se establece sobre el agravante de “discriminación ideológica”. Treinta miembros de la CUP han asaltado la sede del PP y se dice que ha sido de “manera simbólica”, sin ningún detenido.

Las juventudes de la CUP han protagonizado un ataque a la sede del PP en Barcelona para señalar a los populares como el enemigo que bloquea la celebración de un referéndum de autodeterminación vinculante en Cataluña.

Una treintena de miembros de Arran, la facción juvenil del partido antisistema, ha llevado a cabo un escrache contra el cuartel general del PP en la capital catalana. Los manifestantes consiguieron acceder al local de los populares, pero no superaron el vestíbulo gracias a la doble puerta de seguridad del local, prevista para contener ataques como el acaecido ayer, y que ya han tenido lugar en anteriores ocasiones.

La protesta de Arran contó con la presencia y apoyo de Anna Gabriel, una de las más combativas diputadas de la CUP en el Parlament, y de David Fernàndez, el anterior jefe de filas de la formación anticapitalista en la Cámara Catalana.

A estas horas, por este acto de violencia nadie ha sido detenido. En Cataluña se está poniendo en marcha un proceso de extraordinaria gravedad que nadie quiere ver ni afrontar, solo con frases retóricas y con sentencias de broma.

Lo que se está desatando en Cataluña es una guerra, en medio de la frivolidad de una casta parasitaria y podrida. Lo grave no es nosotros digamos que se va hacia una guerra, lo grave es que se va. Este asalto sí es “discriminación ideológica” y es sencillo de entender lo que sucedería en la hipótesis de la independencia: persecución, violencia y genocidio de quienes quisieran reivindicar su condición de españoles.

Es una absoluta frivolidad jugar a eso de abrir las urnas, como hacen los dementes intelectuales de Ada Colau o Pablo Iglesias. Las urnas nunca se pueden abrir para romper España y lesionar derechos.

No se está jugando a la independencia, como sugiere el escrache de la CUP, sino siguiendo un camino que llevar al derramamiento de sangre. Lo mejor, lo menos malo, lo menos costoso sería aplicar de una vez el artículo 155 de la Constitución y que el Estado ejerza su monopolio de la violencia contra la sedición y en defensa de España o de los españoles. O eso, o vamos hacia Crimea.