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El islamismo es el problema

Redacción




Editorial

Toda la farmacopea de la manipulación ha sido agotada: desde el islam es la paz hasta no estigmatizar a la comunidad musulmana, hasta los problemas mentales, las depresiones, la ingesta de alcohol…El 99,9% de los terroristas son musulmanes y practican un cruel terrorismo indiscriminado en nombre del islamismo e inspirados en el Corán. Los musulmanes son el problema y no los trastornos mentales, salvo que ambas cosas sean identificadas.

https://youtu.be/_wwc6qCGzXQ

El atentado de Londres es la manifestación última del desarme perpetrado por las élites políticas. El asesino no andaba escondido, ni en la clandestinidad, sino que proclamaba arrogante e impune su odio hasta ser conocido como el “predicador del odio”. El asesino anunciaba por doquier que iba a matar y, sin embargo, se paseaba por las calles y en las situaciones de conflicto era protegido por los policías.

El asesino era musulmán. El término que identifica a los peores asesinos del momento es musulmán. Son los musulmanes los únicos que asesinan indiscriminadamente. Y no son musulmanes marginados por los otros musulmanes, execrados o repudiados, sino respetados, admirados y apoyados. Por tanto, el problema son los musulmanes y las raíces del problema están en el islamismo, una doctrina sectaria de conquista que predica el asesinato y el genocidio.

Es absurdo e hiriente que los dirigentes insistan no dejarse llevar por el miedo y en mantener la forma de vida, cuando asesinos musulmanes han convertido la asistencia a una sala de fiestas, el ejercicio de la libertad de expresión, el viaje en Metro o en trenes (como la masacre de Atocha, que tres pelanas, Pedro J, Losantos y Del Pino se siguen empeñando en negar), ir a un aeropuerto o volar en un avión, ir de compras a un mercadillo navideño, visitar un museo o simplemente pasear por la calle cruzando un puente, en acciones de alto riesgo.

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No se puede vivir así. Europa no puede seguir así. No podemos seguir con medios como La Sexta que llega a decir que han sido “presuntamente atropellados”. Los musulmanes en cuanto tales ni se han integrado, ni respetan mínimas normas de convivencia. Lejos de ello, Erdogan y sus ministros amenazan con “guerras de religión”. Nuestra visión es que esa guerra ya está en marcha, pero no ha sido asumida por los dirigentes.

Lo primero, ante la dejación de los políticos, es reclamar el derecho a portar armas. Solo tienen armas los integristas asesinos, mientras las Fuerzas de Seguridad, con todo el reconocimiento que merecen, se muestran incapaces para ofrecer seguridad desarmadas por los timoratos políticos que han llevado al desastre multicultural a las poblaciones.

Han fracasado las políticas de apaciguamiento, la preferencia en las ayudas sociales –el penoso caso Cifuentes con las ayudas de alquiler es paradigmático-, las subvenciones a las organizaciones islámicas. Londres tiene un alcalde musulmán que se comprometió a combatir el fanatismo y ha fracasado. Es preciso asumir con todas las consecuencias la agresión que se perpetra de continuo haciendo imposible la paz y la convivencia.

Los integristas deben ser deportados. No es solo problema de inmigración, aunque de inmediato la musulmana debe ser cortada por completo, puesto que el asesino había nacido en Londres. Es preciso revisar el concepto de nacionalidad y les debe ser quitada a los integristas. Si es preciso habrá que habilitar una isla para esos asesinos en potencia. Debe cortarse toda ayuda, pues se ha comprobado ineficaz. Deben cerrarse las mezquitas, empezando por las salafistas.

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Resulta sorprendente que el atentado de Londres haya incrementado las opciones electorales de Marine Le Pen, según las casas de apuestas. Ello indica el grado de degradación alcanzado por las sociedades, pues el atentado es la consecuencia del problema. Marine Le Pen tiene razón antes, durante y después del atentado.

Los musulmanes no se van a integrar ni ahora ni nunca. Su doctrina les impide tener amistad con nadie fuera de su secta; les impone costumbres segregadoras; les predica e inocula el odio; les ordena no considerar humanos a los no musulmanes. Europa debe ser desislamizada cuanto antes.