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Dos rumanas sin nombre y el pobrecito asesino Zougam

Redacción




Imagen de la masacre islamista de Atocha. /Foto: RTVE.es.
Imagen de la masacre islamista de Atocha. /Foto: RTVE.es.

José D. Catalá.

La desafortunada expresión es de Casimiro García Abadillo en EL MUNDO: «La fiscal, el juez Juan del Olmo y el tribunal del 11-M prefirieron creer a dos rumanas sin nombre». Luis del Pino, en su twiter, las llama «testigos comprados«, y el fabulador César Vidal (ese que odia el catolicismo, al que Bruno Moreno, físico, teólogo y traductor, pega un repaso impresionante, con comentarios que son un fisking de antología), se marca editoriales bajo el título «Falsos testimonios en el 11-M«. Pueden oír a Vidal en su propia voz.

Para seguir su campaña de «apadrine a un terrorista», el diario EL MUNDO con Pedro J se lanzó al linchamiento de algunas víctimas del terrorismo. Mujer, inmigrante rumana y pobre, o en palabras de Luis del Pino: «Falsas víctimas del 11-M«, y Jiménez Losantos pontifica que «es el Gobierno del PSOE el que paga a una testigo rumana menos creíble que un político griego». Lo habitual. Cada vez que una víctima del terrorismo les lleva la contraria es convertida en una apestada con barra libre para el insulto y la humillación. Pensábamos que con los brutales ataques a doña Pilar Manjón habíamos visto todo, pero no, quienes desprecian a las víctimas del terrorismo cuando no son de su cuerda siempre pueden llegar más lejos.

Hace solo tres años, tanto César Vidal como Luis del Pino, acompañados de su abogado favorito, José María de Pablo de la AAV11-M, decían exactamente lo contrario. De hecho, la AAV11M afirmó que el reconocimiento de su condición de víctimas directas «ha sido uno de los, digamos, de los pequeños disgustos que se ha llevado la Fiscalía con esta sentencia», y se quejaba de la Fiscalía: «como era inmigrante y estaba en situación irregular, de ahí se deduce que está fingiendo y que no estaba en ningún tren».

José María de Pablo lo explicó con estas palabras:

[Hemos luchado por] «el reconocimiento de las víctimas de Leganés, que eran víctimas de nuestras Asociación, que la Fiscalía ha estado negándoles desde el principio la condición de víctimas, la sentencia les reconoce como víctimas, les reconoce todos sus derechos. Y también de ocho víctimas que estaban en los trenes que la Fiscalía se ha negado también a reconocer su situación como víctimas y también han sido reconocidas».

César Vidal, que estaba allí, hoy las califica en La Razón como «menos creíbles que ZP prometiendo el pleno empleo». Qué ingenioso, Vidal, hasta se atreve sin pudor a citar a Jesucristo para propalar sus trolas.

En una entrevista posterior, abril de 2009, de Pablo volvió a defender la honorabilidad de las víctimas rumanas:

«Estas personas han cobrado lo mismo que otras víctimas que tenían sus mismas lesiones. No puedo dar la identidad de estas personas porque son testigos protegidos pero yo evidentemente he visto sus piezas de lesionado, he visto los informes forenses, las lesiones que tienen y víctimas con las mismas lesiones tienen la misma indemnización». –José María de Pablo, abogado de la Asociación Ayuda a las Víctimas del 11-M.

El festival por la indignidad de las víctimas continua. Manel Gozalbo ha recogido la mayoría de testimonios en Hispalibertas, pero aquí tienen a Federico Jiménez Losantos en todo su esplendor, que, tras hacer una apasionada defensa de la asociación de doña Ángeles Domínguez, la Asociación Ayuda a las Víctimas del 11-M, pasa en el minuto 31:20 al linchamiento de estas dos víctimas que defendió la misma Asociación Ayuda a las Víctimas del 11-M:

«…que haya gentuza que se venda es malo, pero es mucho peor que haya gentuza que la compre… porque a estos se les ha pagado, estos testigos falsos, estos testigos que han mentido… la tía esta rumana… estos sinvergüenzas… porque había otros mucho más sinvergüenzas que ellos que con nuestro dinero compraron el testimonio para montar el tingladillo del 11-M… Zougam, siete años en celda de aislamiento con una hora al día que puede salir al patio y 40.000 años de cárcel por algo que no pudo hacer porque no-es-ta-ba- ahí, y porque los testimonios que lo han condenado han sido comprados, son mentira. Esto es lo esencial: hay un tío en la cárcel que es inocente».
Lo del pobrecito Zougam en celda de aislamiento, que es lo que merecería, no deja de ser un mantra para sus holigans amigos del terrorista. Lo repitió en El Mundo 10 de diciembre 2011 Javier Gómez de Liaño, quien se atrevió a firmar «En nombre de Jamal Zougam«. «El inhumano y degradante régimen de aislamiento que sufre Jamal Zougam en la cárcel de Villena», dice Gómez de Liaño, al que nadie sabe quién le ha dado vela en este entierro. Pues bien, ese trato «inhumano y degradante» para Jamal Zougam consiste desde septiembre pasado en lo siguiente:

«Podrán salir diariamente del restrictivo Módulo de Aislamiento para darse un baño en la piscina de la cárcel, hacer deporte en el polideportivo del centro, ver la película de cine de los domingos, estudiar en la escuela, participar en el programa de terapia canina en el campo de fútbol de la prisión, acudir a los talleres de pintura o pasear tranquilamente por el patio durante tres horas con otros internos del modélico MER 7, el Módulo de Educación y Respeto donde los presos gozan del mayor grado de autonomía y del menor grado de vigilancia. Y todo ello sin que pierdan sus cuatro horas reglamentarias de patio de las que disfrutan cada día en Aislamiento».

Terrible, oigan, piscina, polideportivo, cine, escuela, terapia canina en el campo de fútbol y talleres de pintura… debe ser el horror para un fanático islamista. Sus abogados dicen a Casimiro García Abadillo que «si sigue en este régimen, dentro de no sé cuánto tiempo probablemente tenga que ir en silla de ruedas». Así, literal, claro que su obligación es defender al terrorista.

Por supuesto, cuando asuma su crimen, se arrepienta y pida perdón a las víctimas, pasará a un régimen todavía mejor, tal y como se hizo con Suárez Trashorras, con los etarras arrepentidos y con todos los asesinos terroristas.

Sobre el tema de fondo, la AAV11M de doña Ángeles Domínguez con el abogado José María De Pablo zanjaron la cuestión en su escrito de conclusiones definitivas:

«El acusado JAMAL ZOUGHAM es el autor material de la colocación del artefacto explosivo que explosionó en el tren de la estación de Santa Eugenia. Todo ello atendiendo a los testimonios de los testigos protegidos S-20-04-C-656 y S-20-04-J-707, coincidentes y compatibles entre sí, y coincidentes y compatibles también con el testimonio prestado en fase de instrucción por el testigo protegido S-20-04-R-108. Los tres testimonios ofrecen la misma descripción del acusado, y no muestran ningún tipo de contradicción entre ellos. Por otra parte, el testimonio del testigo protegido S-20-04-C-65 en el plenario fue especialmente contundente, a juicio de esta parte, a la hora de reconocer sin ningún género de dudas al acusado».

Por lo que la AAV11M pidió entonces un total de 39.118 años de cárcel con el cumplimiento máximo de 40. Solo podemos lamentar que no exista en España la cadena perpetua revisable, porque es muy posible que acabemos viendo a este asesino en masa pasear por nuestras calles. Y eso aunque confiese, algo sin mayor relevancia penal dado que los testimonios a su favor fueron penosos. Su madre no quiso declarar durante la instrucción, recién detenido, nada de que «mi niño dormía en casa», el hermano Mohamed Chaoui no dijo en la instrucción que Jamal dormía como un angelito mientras explotaban trenes, y la hermana no quiso declarar ni en instrucción ni en vista oral.

Y sobre lo que me ha movido a escribir esto, el despiadado ataque contra unas víctimas del terrorismo por ser mujeres, inmigrantes, rumanas de condición humilde, en todo caso serán los tribunales los que determinen si se está cometiendo un delito de «realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares», castigado con la pena de prisión de uno a dos años en el artículo 578 del código penal.