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Nueva carta al pobre idiota de Pablo Iglesias: España nunca dejará de ser católica

Redacción




Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Guardia Civil. /Foto: forumlibertas.com.
Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Guardia Civil. /Foto: forumlibertas.com.

Enrique de Diego

En los tiempos duros, ante las dificultades, la sensatez impone acudir a los poderosos. Así que cada día, pobre pecador, acudo más a Dios, el Todopoderoso. A Jesús, Hijo de Dios, Mi Salvador. ¿Quién cómo Dios? Y, como hacen las personas inteligentes, se busca la intercesión de los influyentes. Así que cada día soy más santero, como las viejas de los tiempos antañones de mi pueblo. Acudo a la Virgen María, Madre nuestra, a San José, terror de los demonios, cuya fiesta celebramos, recomiendo vivamente la eficacísima intercesión de Santa Bárbara, de San Judas Tadeo, patrono de los imposibles que hace posibles, de San Josemaría Escrivá de Balaguer, de San Pedro Poveda y de San Juan Pablo II. Y acudo mucho a los ángeles, a San Miguel, San Gabriel, San Rafael y a los Ángeles Custodios, que son muy solícitos y diligentes y nunca fallan. Y soy devoto del agua bendita y de los cirios que flamean ante las imágenes de los nuestros que nos precedieron en el Reino de los Cielos.

No creo por los curas, algunos de ellos santos, sin duda, en medio de tantas defecciones, y mucho menos por los obispos, que solo hablan de la crucecita y casi nunca de Dios, ni por Bergoglio, que da una cal y doscientas de arena y al que no soporto. Ceo por la belleza de la doctrina, la fuerza de la moral, la evidencia contrastada de la eficacia de la gracia, los milagros de Nuestro Señor. Y echo mucho en falta la belleza de la liturgia, la dignidad de las vestes y los vasos litúrgicos donde Dios se hace Carne y Sangre, el olor del incienso subiendo en honor de Dios, la hermosura de la bendición con el Santísimo los sábados, la belleza del Salve Regina y los profundos cantos gregorianos y la elegancia servicial de las sotanas. Aun así, la Santa Misa dominical es un remanso de paz y de alegría, en este mundo atribulado.

Los revolucionarios franceses, como explicó Jean de Viguerie, tuvieron la obsesión –satánica, de fe luciferina- de impedir el acceso de los fieles a los Sacramentos, fuente de la Gracia; como también sucedió aquí en la guerra civil. Resulta que para el tirillas, para el macarrilla intelectual de Pablo Iglesias el gran problema de España es que la 2 retransmite la Misa y ese pobre idiota es muy laico, y mucho más gilipollas, aunque este indigente mental no llega ni a eso, porque de laico no tiene nada que tiene las posaderas como un mandril de servir a la teocracia iraní, en cuyo ámbito territorial todos los de Podemos colgarían de una grúa.

Esa Misa hace mucho bien a gente tirada en los asilos y en los hospitales y en las clínicas psiquiátricas, que ya no son sanatorios, pero el bien al podre idiota de Pablo Iglesias le suena a mal, porque él es un trepa servidor del mal con ausencia de todo bien. Un amigo mío, era el dirigente de Podemos en Chueca, pero tuvo la ocurrencia de convertirse, a través de su santa esposa, y lo persiguieron hasta echarlo estos sectarios de tres al cuarto, esta pandilla de tarados que chapotean en el prostíbulo de Pablete, cuya alcoba es el ascensor.

España siempre será católica, porque España es Tierra de María. España no se entiende sin el catolicismo, desde los tiempos de Recaredo para acá, y por eso Pablo Iglesias y los de Podemos son gentuza antipatriota con una empanada mental superlativa, que ya ni Ada Colau quiere ir con ellos, sino al lado de ellos, porque Podemos ya es Madrid y cuatro pueblos de alrededor.

España nunca ha dejado de ser católica –la malhadada frase de Manuel Azaña siempre fue una muestra de la confusión de su alma retorcida- ni dejará. Hay una geografía católica, llena de maravillas de arte, de retazos de cultura, de piedad ilustradora. España no puede ni entenderse ni existir con el laicismo, que, por cierto, ha fracasado en Francia, la hija amada de la Iglesia.

Nuestra identidad es católica y la debilidad ahora del catolicismo, que está causando estragos en las vidas de las personas de este tiempo degeneradas en cobayas de un poder oscuro, explica el trasfondo último de los males de la Patria y de sus gentes, sumidas en la confusión y florecidas de estupidez, estafadoras, corruptas, sin palabra y sin dignidad.

España o será católica o no será. Y será.