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Invasión turca

Redacción




Manifestantes turcos en Rotterdam. /Foto: lanacion.com.ar.
Manifestantes turcos en Rotterdam. /Foto: lanacion.com.ar.

Virginia Montes

Recep Tayyip Erdogan sube la tensión y adopta una retórica belicista según la cual Holanda aún “no ha pagado el precio”, “aún no hemos comenzado a tomar represalias”. Más grave aún es que Erdogan se dirige a los emigrantes turcos en las naciones europeas como quintacolumnistas, que deben saber “lo que hacer contra los enemigos de Turquía”.

Y lo saben. En Rotterdam una manifestación de turcos tuvo que ser disuelta por la Policía ante el cariz violento adoptado. El alcalde de Ámsterdam, Eberhard van der Laan, quien autorizó la protesta, la dio por terminada a raíz de los disturbios y de la alteración del orden público que se produjo. Los manifestantes, que portaban banderas turcas y gritaban consignas a favor del Gobierno de Ankara, obstaculizaron el tráfico, bloqueando carreteras e intersecciones, y lanzando petardos, cohetes y material pirotécnico. Estamos, pues, ante una mezcla explosiva de islamismo fanático y de nacionalismo extremo.

Geert Wilders ha exigido que el embajador turco sea extraditado. Por su parte, el primer ministro de Holanda, el liberal Mark Rutte, quien se enfrenta este miércoles a las elecciones generales, aseguró que desea reducir la tensión con Turquía, aunque no se disculpó explícitamente por lo sucedido. «Queremos calmarla, pero si los turcos insisten en subir [la tensión diplomática], responderemos con las medidas adecuadas», advirtió Rutte. Erdogan, por su parte, insistió: «Si sacrifica su relación con Turquía por las elecciones, va a pagar el precio».

En un discurso ante sus seguidores en la localidad de Kocaeli buscó además soliviantar los ánimos de las comunidades turcas en Europa: “Me dirijo a nuestros ciudadanos fuera del país. ¿Sabéis lo que tenéis que hacer contra los enemigos de Turquía, verdad?”. Todo esto se está interpretando en clave electoralista, pero va más allá: ¿pueden permitirse las naciones europeas poblaciones turcas que van contra los intereses de las sociedades que las acogen?

La crisis diplomática con Holanda nunca debería haberse producido ya que las leyes turcas prohíben a los representantes políticos hacer propaganda electoral “en el extranjero y en las legaciones diplomáticas turcas en el exterior”, según una ley de 2008 que aprobó el Gobierno del propio Erdogan pero que pocas veces se cumple pese a que la Comisión Electoral Suprema de Turquía recordó su vigencia en una decisión fechada el pasado 15 de febrero. Hecha la ley, hecha la trampa: los mítines de los ministros han sido disfrazados de encuentros con la comunidad turca local. La cuestión es que fuera de Turquía residen 3 millones de electores con derecho a participar en el reférendum de abril y cada voto es imprescindible.

Mitin del ministro turco de Exteriores en Metz

El ministro de Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, pudo celebrar ayer en la ciudad francesa de Metz el acto de campaña que Holanda prohibió, que tenía como objetivo informar sobre el referendo promovido por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para reformar la Constitución y convertir Turquía en una república presidencialista. El ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, justificó la postura del país en un comunicado que asegura que «Francia es un Estado de derecho. En ausencia de una amenaza confirmada contra el orden público, no había razón para prohibir esta reunión».

Sin embargo, el candidato conservador a las elecciones presidenciales francesas, François Fillon, criticó la decisión del Gobierno y le acusó de no solidarizarse con sus socios europeos. Dos de los «más cercanos aliados» de Francia, Alemania y Holanda, fueron «insultados públicamente» por líderes turcos, por lo que «debería haber prevalecido una posición común a la hora de cumplir con las exigencias turcas», alegó Fillon.

La disputa entre Turquía y Holanda viene precedida de otra con Alemania. Días atrás, varios ministros intentaron realizar mítines a favor de la reforma presidencialista turca en Alemania, donde hay una importante comunidad turca. Sin embargo, las autoridades locales impidieron esas comparecencias