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La extraña alianza: hacia la agonía de Rajoy

Redacción




Mariano Rajoy y Albert Rivera, aliados y enemigos. /Foto: lavanguardia.com.
Mariano Rajoy y Albert Rivera, aliados y enemigos. /Foto: lavanguardia.com.

Enrique de Diego

El PP ha reaccionado muy desencajado al torpedo a su línea de flotación –sus inmensas y desbordantes cloacas- de la Comisión de Investigación sobre financiación irregular del PP, pedida en comandita por PSOE, Podemos y Ciudadanos. Lo de Albert Rivera ha sido entendido como una deslealtad. Y si bien Ciudadanos puede acogerse a los míticos 150 puntos, es obvio que se trata de una declaración de guerra.

Todo ha empezado en Murcia donde los del PP han dado la impresión de que firmaron documentos con Ciudadanos sin ninguna voluntad de llevarlos a la práctica, solo para salir del paso y mantener el poder. Un esquema letal para Ciudadanos que ha de sentirse amenazado tras el compromiso congresual de María Dolores de Cospedal de volver a unir todo el voto del centroderecha. En Murcia ya avanzan hacia la moción de censura. Y esa experiencia es un aviso a navegantes: o Rajoy sale de la ficción de que sigue teniendo mayoría absoluta o puede afrontar una agonía política que lo desaloje del poder.

¿Puede permitirse Rajoy la humillación de ser interrogado en sede parlamentaria?

Ciudadanos y PP son más enemigos que aliados. La Comisión de Investigación es abrir la caja de Pandora, empezando por la caja B del PP. Esa Comisión no puede dejar de citar a Mariano Rajoy como responsable de un PP que ha destruido pruebas a martillazos. ¿Puede permitirse el presidente del Gobierno el desgaste y la humillación de sentarse en el banquillo de los acusados, en sede parlamentaria? ¿Qué resto de autorictas le quedaría tras un tenso interrogatorio a tres bandas de sus inferiores parlamentarios?

No es que el PP tenga mucho que esconder, es que lo tiene todo. Toda la financiación del PP, en toda España, es irregular. El PP es una mafia, cuyo objetivo es el enriquecimiento de sus cargos y que no ha respetado ni una sola de las leyes, empezando por la de financiación de partidos, que, tramposa, no tiene régimen sancionador.

Se han encontrado nuevas pruebas de la financiación irregular del PP en Madrid, de lo que Esperanza Aguirre no se enteraba. Es tonta o se lo hace, pero está sobrando en la política. Lo de Madrid no es la excepción sino la regla. El PP, que ha puesto el ventilador aprovechando que en el Senado sí tiene mayoría absoluta, no aguanta el escrutinio de una Comisión de Investigación. En puridad, el PP es un partido que podría ser perfectamente ilegalizado, que debería serlo.

Abrir las espitas de las cloacas de Génova puede hacer insoportable el hedor y romper una alianza que resultaría altamente contaminadora. Rajoy ha cometido errores estratégicas de bulto, como el fatal de funcionar como si mantuviera la mayoría absoluta, y más aún el recurso constante al chantaje de recurrir a la amenaza de convocar elecciones anticipadas si no se le apuntala, pero puede encontrarse –Murcia como precedente- con que no le permitan recurrir a las urnas y encontrarse con la exigencia de otro candidato del PP a la presidencia o un Gobierno de los que han firmado la propuesta de Comisión. A Ciudadanos le puede convenir sumir al PP en el desgaste y el desconcierto de perder el poder. Y, además, está Pedro Sánchez llamando a las puertas muy implicado en su exitosa campaña de primarias mientras Susana Díaz parece atenazada por el miedo escénico.

A Rajoy y al PP se les ha complicado y mucho la legislatura. Esto se pone muy interesante.