Enrique de Diego
En la operación de Julio Ariza para generar el espejismo de que su partido Vox se reconvierta del PP auténtico a derecha alternativa una pieza clave es José Javier Esparza, al que Ariza adeuda una cantidad considerable de dinero.
Esparza, que en su día hizo intensos esfuerzos para introducir en España las propuestas paganas de la llamada nueva derecha de Alain de Benoist, es el periodista que acompañó a Santiago Abascal a la cumbre de Coblenza, haciendo de introductor de embajadores, y el que ha trasladado a Respeto la conveniencia de ser absorbido por Vox, en nombre de un aval europeo de perfiles confusos.
Este manifacero o enredador se ve obligado a hacer el juego sucio a Julio Ariza, diseñador de la operación para ver si encuentra argumentos para sobrevivir y, sobre todo, dinero, por la sencilla razón de que su empleador le adeuda una gran cantidad. Fuentes internas hablan de que le debe tres años, de que ha ido cobrando de vez en cuando, migajas. Resulta difícil dar crédito a que alguien siga trabajando sin cobrar tres años. Las fuentes puntualizan que no son seguidos sino de manera alterna, por acumulación.
Esparza necesita mantenerse en el candelero, tener una ventana por la que seguir siendo conocido y esa situación le ha tornado aún más dócil, como para plegarse a un engaño.
La identificación entre Vox e Intereconomía ha llegado a tal nivel que su última comunicación, el secretario general, Javier Ortega Smith afirma que «nunca podremos estar lo suficientemente agradecidos al Grupo Intereconomía».