Luis Bru
Melisa D. R. ha generado su propio grupo y se ha convertido en una figura mediática. Hay quien dice que le gusta más una cámara que un merengue, pero lo cierto es que la buscan los medios de izquierdas y Melisa se ha situado como la cara más reconocible del mundo identitario.
Ha renovado la imagen y las tácticas en eso que denomina generar “tejido social”, que es mucha acción de calle, mucho activismo inteligente, mucho darse a conocer rompiendo barreras y prejuicios. Hogar Social Madrid es como una secta, el grupo de Melisa, que ejerce su liderazgo con claridad, aunque ha habido divisiones llevadas con total discreción, y que procura no contaminarse relacionándose con otros grupos.
Una de las claves de Melisa y Hogar Social Madrid es que en las tácticas parece más un grupo de izquierdas que de derechas, y eso desconcierta. Por ejemplo, el uso de la okupación o la actividad asistencial, restringida a los españoles con problemas (en Madrid, hay 175 onegés dedicadas solo a los extranjeros, denunció).
Evita los debates históricos o de pasado y los de Hogar Social Madrid utilizan sobre todo su propia bandera, como una peña de fútbol, y la rojigualda sin ningún tipo de escudo.
No pacta ni hace alianzas. Anuncia que Hogar Social Madrid se extenderá pronto a otra ciudad, pero por ahora es un fenómeno exclusivo madrileño –con emulaciones- que cohesiona grupo, con sentido de Volk, plantando árboles en la Sierra de Guadarrama.
Mientras se vuelven las miradas hacia Marine Le Pen, Melisa mantiene como sus referencias Casa Pound, italiana, y Amanecer Dorado.