Enrique de Diego
En este mundo de gilipollas, en esta España de gilipollas aborregados que son llevados a la ruina y al hambre con sumisión, los canarios han demostrado ser, con mucho, los más gilipollas del mundo mundial; una pandilla de degenerados sin dignidad, que han batido todos los récords de la estupidez.
Ya lo de tener una Gala de Drag Queen es para nota y muestra la depravación canaria, pues se trata del acto más notable y más importante en las Islas, lo cual indica, en mi opinión, que esta generación está formada por auténtica gentuza.
Ahora esos gilipollas en que han decaído los canarios, le llaman transgresión a la blasfemia ordinaria y cutre, propia de gente sin conciencia. Apunto simplemente que esa Drag Sethlas no tiene cojones para salir vestida de Mahoma y los canarios, que los tienen a estas alturas de las dimensiones de los pájaros, tampoco para seguirla la gracia y darla el premio. Toda una horterada. No ponemos las fotos de la «frívola blasfemia», como la ha calificado el obispo Cases, para no hacer la ola de tanta idiocia canaria.
Por supuesto, Jesucristo y Su Santa Madre se ríen de gente que no tiene muy clara su paternidad, ni de dónde vienen ni a dónde van. No ofende quien quiere sino quien puede y son los canarios los que se ofenden a sí mismos mostrándose como los más gilipollas del mundo y los más macarrillas. ¡Qué pena y qué asco de gentecilla, de auténtica gentuza ordinaria! Y una hora menos y nada de sesera en Canarias.