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Nos dijeron que era para siempre: La monarquía que todo lo pervierte

Redacción




Todos viviendo del Presupuesto. /Foto: vanitatis.elconfidencial.com.
Todos viviendo del Presupuesto. /Foto: vanitatis.elconfidencial.com.

Yrene Calais

Mi querida y buena amiga Massiel, qué razón tenías. Nos dijeron que era para siempre y hubiera podido ser para siempre administrando bien las cosas y sin el codicioso gabacho liando otra vez más la política de la marca España, porque vamos a ser claros, tú y yo sabemos muy bien que todas las guerras de este país, y especialmente la civil, fueron obra y arte del sector monárquico. ¡Cuántos disgustos nos hubiéramos ahorrado si la maldición de Jacques de Molay hubiera recaído en alguna testa coronada más, borbónica!

Son como una plaga que se puede prevenir pero jamás curar. Los borbones, esa casta taimada y enfermiza de ambición, de egoísmo, de avaricia, de lujuria…

El otro día en una sucursal de la antigua CAM, ahora del Banco de Sabadell por un euro, y lo digo muy alto, porque fueron mis antepasados quienes con su propia fortuna hicieron donaciones desinteresadas para crear esta entidad, proporcionar crédito a los más desvalidos y desarrollar una política de capitalización vedada a las clases populares.

Pues bien, como te iba contando, dos amas de casa a la antigua usanza, de las que aun empujan el carrito cada día más escuálido por la inflación, porque una docena de buñuelas ya está por los 4 euros, se encontraron en dicha entidad, sacando unas raídas libretas, cansadas de vaivenes de vivir y de estrecheces, a las que se les ha vendido que todo es por la crisis; una especie de hombre del saco que viene por las noches y convierte su dinero en sal.

Una de ellas se acercó a la cajera que dispensa el dinero, porque, seamos claros, estas entidades viven en estos momentos, mayoritariamente, de chupar la sangre a estas pensionistas, pequeñas ahorradoras, que acuden al cajero, una o dos veces por semana, para hacer la compra. Ella le preguntó a una señorita maloliente, sucia, despeinada y con un porte que dejaba mucho de desear de cual debería ser el racord en la vestimenta en estos lugares, “¿Qué ha ocurrido con mi dinero? Pues el cajero dice que estoy en números rojos”. “Sí, señora, debe usted menos 30 euros. Se le han cobrado 15 de la transferencia que hizo a su hijo, 36 de la tarjeta, tiene varias comisiones de uso del cajero automático y luego la cuota del mantenimiento de su cuenta”. Aquella pobre mujer, bajó la cabeza, y salió, abochornada, por la puerta, ante los alaridos de la individua que la atendía.

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Lo que no sé es si esa mujer tendría dinero para comer o si, por el contrario, esa semana acudirían al comedor social. Yo estaba sentada en el banco de la sucursal esperando mi turno y los comentarios fueron los siguientes: las grandes economistas de este país, que son las amas de casa, que hacen marabarismos con el dinero, hablaban de si había subido la luz, de si había subido el butano y que ya no podían más. A lo que una, más versada e inteligente, repuso: la culpa de todo la tiene la Letizia, cada día estrena un vestido, y ahora son cuatro los reyes que tenemos que pagar.

leonor

La tertulia se animó y un tercer hombre intervino diciendo: pues a la chiquilla, a esa, a la Leonor, creo que le pagan más de cien mil euros al año. ¿Para qué necesitará esa mocosa tanto dinero? Y es que los privilegios de esta monarquía, arcaica, anacrónica, trasnochada e inhumana, lo pervierte todo; del rey abajo, todos son vulneración de normas, y privilegios para su corte; ya no es la corte que vive en Palacio, a la trapisonda de dimes y diretes; ahora es la proliferación de miles de cortesanos globalizados que tienen la lengua llena de mierda de lamerles el culo.

Y el rey Felipe está desnudo y tiene muchas carencias y es un hombre con un sentido muy sesgado de la realidad, adoctrinado por las teorías socialdemócratas y los buenismos globalizados de Soros.

Y ella, la Letizia, porque a mí esa garrulilla no me representa, y Dios me libre, que me representara, me parece una pilla, listilla, aprovechada, de aquellas de ‘que me quiten lo bailao’, vulgar, incapaz de asumir ni por el más mínimo asomo el nobleza obliga; más bien parece una vampiresa de la antigua Transilvania, todo el día mirándose el ombligo y cada día más fea por dentro y por fuera.

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No hay en Letizia el más mínimo rasgo de la alegría, de magnanimidad con los débiles. No se le ha visto jamás en una comida navideña de pobres, ni ir a visitar un comedor social, ni nada que pueda presuponer que dentro de esos corsés de hierro lata un corazón humano.

Joaquín Sabina.
Joaquín Sabina.

Los tiempos se presentan muy difíciles y la proporción de pobres va a crecer exponencialmente y en relación directa al odio a la institución monárquica. No sé yo si Leonor podrá configurarse como reina de Castilla y León, a lo sumo, pero dándole un consejo, tú, Massiel, que conoces más a los cantantes que ella frecuenta en Palacio, como Joaquín Sabina y Ana Belén y Víctor Manuel, y todos estos, que vayan preparándose una morada fuera de conflictos y tengan siempre las maletas preparadas, porque en cualquier momento no se sabe ni el día ni la hora, puede que tengan que dejar el trono.

La monarquía que todo lo pervierte; la monarquía ha pervertido el sistema democrático; ha pervertido las leyes y la igualdad de todos ante las mismas, hasta el punto que está causando una escisión profunda en la Judicatura. La monarquía ha legitimado la transmisión de puestos que antes se obtenían mediante la excelencia a hijos y nietos indeseables.

La monarquía subvierte el orden natural de las cosas y hace que las sociedades pierdan transparencia y equidad. Por eso, esta casta de políticos corruptos que tenemos en España está fascinada por la perversión que dicha institución ha ejercido sobre ellos.