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Depuración judicial

Redacción




Las tres juezas del caso Nóos. /Foto: elconfidencial.com.
Las tres juezas del caso Nóos. /Foto: elconfidencial.com.

Enrique de Diego

La tambaleante Justicia española ha recibido la puntilla en Palma de Mallorca. Han oficiado el funeral tres magistradas sumisas que han dictado una sentencia a la plena satisfacción de Zarzuela. Sólo les ha faltado la peluca empolvada para mostrarse como la estricta reacción cortesana.

Se da la enervante paradoja que por el caso Nóos sólo ha entrado en la cárcel Miguel Bernad, el osado y limpio denunciante, mediante la prisión preventiva, la nueva forma de persecución al disidente.

La Justicia española que lleva tiempo siendo manoseada por los políticos; que se ha ido acostumbrando a prostituirse nos ha ofrecido espectáculos degradantes como el del fiscal Horrach ejerciendo de abnegado y celoso defensor; execrables como las intimidaciones padecidas y denunciadas por el exfiscal jefe de Murcia, Manuel López Bernal por investigar al cacique. Hemos asistido a una purga inmisericorde de fiscales bajo criterios putrefactos.

La Justicia española, que andaba ya muy dañada, cegata para nos y cruel para los indefensos ciudadanos frente a la arbitrariedad del poder, ha terminado por hundirse en la inmundicia con cinco años corruptores de Rajoy y el efecto demoledor de las reformas de Gallardón.

Un vulgar chorizo de seis millones de euros con una condena de seis años no tiene riesgo de fuga aunque ya vive en Suiza. Los pobres van a la cárcel en horas veinticuatro, mientras los corruptos se ríen de los sufrientes españoles y quedan en la calle, sin fianza, a la espera de que el Supremo –injusto y cruel con los patriotas de Blanquerna- remate la faena.

El sistema cae en el descrédito y el judicial apesta con vaharadas pestilentes. Es precisa una intensa y profunda depuración judicial con criterios éticos y de dignidad nacional.

Puesto que no todos somos iguales ante la Ley, como ha quedado en evidencia, está democracia es fallida; es una mierdocracia que selecciona a los más mierdas, también en la Judicatura y la Fiscalía.