Pablo Manuel Alcaide Quintana. Técnico agrícola. Empresario. Expresidente de ASAJA Valdepeñas.
El marxismo cultural es una ideología totalitaria, cuyo objetivo de conquista de la sociedad lo lleva en primer lugar a destruirla a ella y a las bases que la sostienen, para posteriormente instalar un modelo social favorable a la implantación de su poder absoluto.
Como la única sociedad tradicional que se opone a este poder totalitario es la sociedad de tipo occidental europeo es a ella a la que ataca. Para este empeño se vale de tres herramientas:
1º Inmigración masiva, de esta forma fracciona la sociedad y la convierte en mini sociedades paralelas o enfrentadas……divide y vencerás.
2º Las leyes LGTB, que primero destruyen el núcleo familiar y a la vez baja la natalidad autóctona para favorecer la anterior. Promoviendo el aborto e impidiendo la formación de parejas tradicionales al estilo europeo.
3º El ecologismo, aquí es donde me voy a extender pues es el objetivo de mi artículo. De la misma manera que el inmigracionismo, la promoción del LGTB y el ecologismo son las tres ramas que salen del árbol del NOM (nuevo orden mundial), de cada una de estas ramas salen ramas más pequeñas. Del ecologismo salen el animalismo y el ecologismo propiamente dicho.
El animalismo, con su antinatural y vergonzante humanización de los animales salen sus ramas anti caza y anti taurina, entre otras, en las que se puede llegar al extremo de llamar maltratador de animales a quienes ordeñamos a una oveja o como vi hace unos días un video de una chalada que decía que los huevos de las gallinas eran la regla de las gallinas y se los daba de comer (desconozco si ella se comerá su propia regla).
Y del ecologismo propiamente dicho salen propuestas y exigencias que hacen inviable la producción agraria y ganadera. Y es que mientras el animalismo dice que usar los animales para labrar la tierra es maltrato y debe estar prohibido, el ecologismo dice que hacerlo con tractores o cosechadoras contamina. Se preguntarán ustedes que entonces como vamos a comer…Eso no les importa. Al fin y al cabo ellos, los “ecologistas”, suelen vivir en ciudades y su medio de vida tiene poco que ver con la naturaleza, salvo dedicarse a recibir jugosas cantidades de dinero, no por producir comida, sino por crear ficticios problemas y es que lo importante es convertirnos en criminales a todos los que vivimos de la agricultura y la ganadería y así hacernos desaparecer y con nosotros todo el mundo rural.
Es posible que ustedes se hagan esta pregunta: ¿por qué esa inquina con el mundo rural? Pues porque el mundo rural debido a nuestra relación con el ritmo de las estaciones y de la naturaleza, algo que no admite trampas, nos hace especialmente resistentes a los cambios externos y más si estos son antinaturales como las leyes de género, el animalismo, el aborto o la destrucción de la familia. Esta resistencia a los cambios queda reflejada en el término pagano, paganus en latín, es decir el del campo, que es sinónimo a la vez de no cristiano y se le aplicó a las gentes del campo del imperio romano que seguían con sus costumbres y dioses ancestrales resistiéndose a la cristianización. Aquí la resistencia es mucho mayor pues no se trata de sustituir una religión por otra sino literalmente de destruirnos como ente humano vivo.
Como para el marxismo cultural, al que no se le puede convencer se le debe aplastar, se hacen leyes que directamente nos van matando y nos matan eliminando nuestros medios de vida: atacan la tauromaquia que aparte de ser parte de nuestras raíces alimenta a miles de familias del mundo rural y del urbano. Atacan la caza porque de ella viven más de cien mil familias entre guardas de caza, salas de despiece, carnicerías, taxidermias, fábricas de cartuchos y armas etc. Atacan la ganadería porque de ella vivimos también cientos de miles de personas y en última instancia atacan la misma agricultura.
Evidentemente a ellos no les molestan las impresionantes explotaciones supermecanizadas de países del tercer o del primer mundo, o explotaciones agrarias donde usan mano de obra esclava en esos mismos países o donde se usan productos químicos prohibidos en Europa desde hace decenas de años. Pero al fin y al cabo a los que manejan a los movimientos ambientalistas que son los mismos multimillonarios que manejan el resto de componentes del marxismo cultural, es decir multimillonarios tipo Soros, la casa real británica u holandesa, es decir Bilderberg y similares, no les importa el bienestar de la gente sino sus propios intereses.
Podría extenderme mucho más en este tema, pero espero hacerlo en ocasiones futuras, contándoles estas y otras cosas sobre el mundo rural.
Y en cuanto al resto de temas de la actualidad solo decirles que la globalización mata.