Pablo Barrón. Delegado de RL en Galicia.
Buscando de qué hablar, mientras un comunicador como yo, espera tener razón en lo que ahora denominan el «pacto de El Corte Inglés», porque fue ahí donde hace unos días se reunieron las principales fuerzas políticas coruñesas para negociar la moción de censura a Xulio Ferreiro.
Por eso, centrándome en Galicia me acuerdo de un hombre singular, José Luis Méndez, expresidente de la desaparecida Caixa Galicia. Lo conozco poco, aunque sí nos saludamos y compartimos algún que otro ágape, desde el año en que en pleno apogeo personal se acercó al hoy Rey Émerito montando un barco de regatas ganador el Caixa Galicia, así como cuentan los que le conocen llegó a darle la mano y fotografiarse con su majestad, el resto ya lo tenía todo hecho, poder, dinero y contactos al más alto nivel. No seré yo el que lo juzgue como buen o mal gestor, que de eso ya otros compañeros hablaron en los dos sentidos con mucho conocimiento.
Lo que sí sé es que Méndez se salvó por los pelos en 2010, el mismo año que las dos cajas se unían en Novacaixagalicia, cumplía los 65 años que le permitieron acceder a su jubilación, me cuentan que fue en el verano del 2009, cuando en su retiro veraniego, hace los cálculos una vez tiene claro el futuro inevitable de su entidad. Este es el principal motivo por el que, José Luis Méndez ha evitado la acción de la justicia y con ella la propia cárcel en la que ya están los demás protagonistas de la fusión, acierto pleno sobre los que le recomendaron que iniciase una lucha de poder con Fernández Gayoso, que sí se quedó para mandar, la fusión se produjo y se llamó Novacaixagalicia. Se decidió una presidencia rotatoria, un reparto de sedes, en una caja fusionada de la que Méndez ya no pertenecía. El Banco de España lo jubiló con 18 millones.
Gayoso, José Luis Pego y otros directivos de Caixanova se autoconcedieron suculentos finiquitos sin suponer que estaban escribiendo el primer capítulo de la historia que los convirtió en los primeros banqueros españoles en la cárcel por el saqueo de las cajas. Lo dejo aquí, otro día hablaremos del Méndez, magnate del ladrillo…