Ramiro Grau Morancho. Abogado.
Siento decirlo, pero la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo. Yo solo doy aquello que me sobra; llámenme egoísta, pero es lo que hay. O, aunque no me sobre, no me importa compartir con la familia, los parientes, los amigos, y con cualquier español que tirite de frío en una esquina, o no tenga algo que llevarse a la boca.
No hablo de mis aportaciones a otras personas, pues creo es demagógico e hipócrita. Creo que dice el Evangelio que lo que des con una mano no debe saberlo la otra, o algo parecido… Aquellas personas que se vanaglorian de lo mucho que ayudan a los demás, siempre me han parecido absolutamente falsas y presuntuosas. Como dice el refrán, dime de que presumes y te diré de qué careces. Pues eso mismo.
Leo hoy en la prensa digital que 160.000 personas se han manifestando en Barcelona a favor de los refugiados, y denunciando que en España “únicamente” se admite a un 30% de los que piden asilo o refugio. La verdad es que a mí la cifra me parece muy elevada, excesiva, y estoy seguro de que dentro de ese 30% se están colando muchos terroristas, maltratadores de mujeres e hijos de puta, en general. (En esto coincido con el Cardenal Cañizares, a quien todo el gili progresismo puso a parir, a pesar de que tenía más razón que un Santo).
Quiero suponer que de esas 160.000 personas, 100.000 son pijos progres, izquierdistas de salón, pero burgueses en la intimidad, y el resto, 60.000 personas, son tontos útiles, el acompañamiento coreográfico de las izquierdas, los típicos imbéciles herederos del buenismo zapateril: la tierra sólo es del viento, todos somos hermanos y yo quiero ser Consejero de Estado, pues soy tonto perdido, y de algo tengo que vivir. (Y el tipo lo consiguió, obviamente cambiando la Ley para dar acogida en el mismo a los ex presidentes del gobierno). Tonto, tonto, pero de los que fabrican relojes, es decir, siempre pensando en su propio beneficio.
El problema de los refugiados tiene fácil solución: que esos 160.000 manifestantes acojan en sus casas a un refugiado, por supuesto a pensión completa: desayuno, almuerzo, cena y cama. Y como quiera que los refugiados son personas, y también tienen sus necesidades, les permitan compartir a su esposa o a su marido, o a alguna de sus hijas, para que les atienda en sus “necesidades básicas” y humanas, porque aquí todos somos muy humanos.
Pero no, da la casualidad de que estos “solidarios” de boquilla lo único que quieren es que “papa Estado” se haga cargo del sostenimiento de todos los refugiados, de forma permanente, pues han venido a vivir de nosotros, que no es lo mismo que con nosotros. En ese caso, parece evidente que tendremos que opinar todos los españoles, no solo los 160.000 manifestantes. Y yo voto que no. Que se vayan por donde han venido, que aquí nadie les ha invitado. O, alternativa y subsidiariamente, como decimos los juristas, que se obligue a todos y cada uno de los manifestantes a hacerse cargo de un refugiado, a pensión completa, y de forma permanente.
Seguro que a la próxima manifestación acudirían menos payasos, tontos útiles incluidos.