Miguel Bernad Remón. Abogado y secretario general de Manos Limpias.
La primera vez que compareció Artur Mas ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por el referendum ilegal del 9 de noviembre, fue acompañado y vitoreado en sede judicial y en los aledaños del Tribuna Superior por los miembros de su gobierno y de miles de ciudadanos independentistas.
Ya en sede judicial, y ante el Tribunal, procede ante la pasividad del mismo a leer durante diez minutos un manifiesto independentista.
La segunda comparecencia en sede judicial los primeros días de febrero, se produjo en los mismos términos y con un mayor apoyo popular. Se retrasó una hora en comparecer ante la complacencia y pasividad del Tribunal.
Los delitos que se le imputan, son el de desobediencia y prevaricación. La fiscalía intencionadamente no le acusa de malversación que conllevaría cárcel o prisión, a pesar de haberse gastado más de seis millones de euros con dinero público en la consulta del 9 de noviembre.
Manos Limpias fue la que presentó en el primer momento la querella, incluyendo el delito de malversación.
La fiscalía se opuso desde el inicio a querellarse; con posterioridad y dado que se había admitido la querella de Manos Limpias, por vergüenza torera y por no quedar mal, interpone la correspondiente querella.
A Manos Limpias se le expulsa del procedimiento con el falaz argumento de que había filtrado a un medio de comunicación las imágenes del juicio, imponiéndole además, una sanción de 1500.-€, de esta manera, la fiscalía y el tribunal dictarán una sentencia ya consensuada, únicamente de inhabilitación. Esta es la doble vara de medir de una justicia española distinta para ricos y poderosos que para el resto de ciudadanos.