Enrique de Diego
El sistema, esa fórmula por la que una casta depreda a la población arruinándola, y del que forman parte PSOE, Ciudadanos, Podemos y PP, que todos la misma mierda es, se cuartea cada día y cada fin de semana.
Éste está siendo soporífero y demoledor. El PP celebra su 18 Congreso en la más absoluta autocomplacencia y en la más estricta mentira, diciendo, por ejemplo, que ellos están por la vida cuando notoriamente están por la muerte manteniendo el aborto como un derecho, que hay que caer bajo para llegar hasta la ley Aído. No se han atrevido a ir, como los degenerados de Ciudadanos, que son la hez del sistema, a adentrarse por la línea de la degradación de la mujer de los vientres de alquiler, aunque una ignorante proteica como Cristina Cifuentes ha declarado, en la cadena de los obispos vendidos al becerro de oro de la crucecita, que ella sería partidaria de vientres de alquiler altruistas. ¡Qué personaje este loro parlante televisivo, esta rubia de bote que de todo opina sin saber de nada (ni de conducir motos ni de respetar las señales de tráfico), con su sonrisa impostada!
Eso sí, bajo el control del omnipresente lobby gay que domina el PP, con el liderazgo de Mariano Rajoy, el PP se dispone a hacer algo de la extrema gravedad: imponer la tiranía LGTBI en todos los colegios de España –convertir la liberticida ley Cifuentes en norma nacional. Lo pagarán muy caro electoralmente.
En qué se basa la autocomplacencia del PP, esa exuberante satisfacción pepera…Puesto que muchos tendrían que estar en prisión y todos en la oposición, se entiende. Porque por lo demás…con la Generalitat catalana disponiéndose a cobrar los tributos y a separarse, nada aterrorizada por el estúpido y alelado desembarco de la inefable soldado Soraya, con 15.020 millones en la hucha de las pensiones, con Luis de Guindos tranquilizando porque se emitirá deuda pública hasta que superemos de calle a Grecia, con una recaudación cada vez menor, la cosa está para convocar con carácter permanente el gabinete de crisis.
Este fin de semana descansan los de Ciudadanos después del esfuerzo intelectual de pasar de ser socialdemócratas a liberal progresistas. Esa colección de trepas tienen menos principios que Groucho Marx y cambian mucho más que él. Son biografías intelectuales, empezando por la de Albert Rivera, que dan grima.
También este fin de semana se ha agitado esa aparatich socialista que es Susana Díaz, puro voluntarismo, ayuno de ideas, que “tengo fuerzas, ganas, ánimo y me encanta ganar”. Una política profesional a la que le han dado todo hecho y que no se ha enterado que en las dos últimas elecciones generales ha perdido. La idea de que esta garbancera intelectual, este muñecote del ventrílocuo Felipe González, corone y supere Despeñaperros, es entre hilarante y pavorosa, aunque la anime a estrellarse un joven valor llamado Abel Caballero.
Lo de la pandilla de Podemos ya es de traca. Mañana lo trataré con más profundidad. No son más que los coros y danzas de la casta, un engañabobos, que no han levantado ninguna alfombra y que se han pasado dos semanas poniéndose a parir para que luego la masa aborregada coree “¡unidad!” No sirven para nada. Son un desastre sin paliativos. Son la coartada de la casta para mantener tranquilo el patio con juegos florales para engañifa de incautos.
No hay debate. Los problemas reales de la gente, de esa gente a la que todos saquean y a la que a todos les importa una higa, están cada vez más ausentes y más lejanos. Pan y fútbol y congresos de la partidocracia. La vieja política asquea y la que se dice nueva ha tenido un envejecimiento galopante y prematuro. Hasta Iñigo Errejón parece tener ya más años, mentalmente, que Matusalén.