Virginia Montes
La revista Time lo ha mostrado en portada como “el segundo hombre más poderoso del mundo”. Es una forma de ponerle en la diana. El detonante ha sido su nombramiento como miembro del Consejo Nacional de Seguridad.
Un intenso temblor ha recorrido en los cenáculos de poder ante el ascenso de un hombre que ha afirmado “quiero destruir toda la casta que hay hoy en día”.
Ahora se le presenta como el inspirador del discurso de toma de posesión de Donald Trump, aunque ese discurso fue Trump en estado puro. Es un intento de dividir a un equipo, pues no se trata de un tándem, puesto que Trump vuela solo con facilidad.
Frente a sus enemigos mediáticos, Bannon tiene una clara ventaja: o carece o parece carecer de afán de protagonismo, no se prodiga por los platós.
Este antiguo oficial de la Marina, luego banquero de inversiones de Goldman Sachs, producto de cine y máximo gestor de la web Breitbart News, que ha servido para cambiar el ambiente y canalizar corrientes de opinión profundas, tiene tolerancia cero hacia la corrección política.
Referencia de la alt-right, derecha alternativa, fue presentado a Donald Trump por el multimillonario Robert Mercer, y desde el primer momento la sintonía ha sido total. Ha sido el jefe de campaña de Trump y tiene muy claro el peligro del islamismo.
Con una gran capacidad de trabajo, lo que más define a Bannon –una figura de largo recorrido, llamado a marcar impronta- es su patriotismo, en donde basa sus convicciones.