Virginia Montes.
En Bruselas se han vuelto locos y han perdido el Norte y los cuatro puntos cardinales. La Comisión Europea ha aprobado entregar tres millones de euros a los estados integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para «diversificar sus economías, dependientes casi exclusivamente de la extracción de hidrocarburos».
El CCG lo forman seis estados que basan sus economías en la explotación de gas y petróleo: Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar. De ninguno de ellos puede decirse que sea pobre o que necesite ayuda exterior. Algunos se encuentran entre los de renta per cápita más alta y, al tiempo, de los que menos dedican a ayuda internacional.
Sin embargo, la Comisión Europea acaba de aprobar un proyecto de cooperación dotado con tres millones de euros que busca «el apoyo a los países del CCG a fin de diversificar sus economías, dependientes casi exclusivamente de la extracción de hidrocarburos«, según puede leerse en una nota de prensa.
Como indica El Economista, la cantidad es pequeña en comparación con las necesidades de tamaña empresa, pero será sin duda bienvenida por los receptores; Arabia Saudí, de hecho, está embarcada en un plan para reconvertir su economía, a la vista de que las rentas de las exportaciones de crudo no son las mismas desde que éste abandonó los 100 dólares por barril.
Esta ayuda se ha entregado en el marco del Instrumento de Colaboración (IC), uno de los muchos programas de ayuda manejados por Bruselas, que en esta edición está dotado con casi 32 millones de euros.
Con no poca grandilocuencia, la Comisión indica que el IC «Financia proyectos que permiten a la UE tomar parte en la configuración del cambio mundial y promover sus valores fundamentales», que «a través del IC la UE coopera con socios de todo el mundo para afrontar los retos mundiales y encontrar soluciones conjuntas a problemas de interés común», o que «el IC financia actividades que impulsan prioridades de la UE, traduciendo los compromisos políticos en medidas concretas».
Otros proyectos anunciados a cargo del IC son la reducción del «carbono negro» en el Ártico (1,5 millones), la captura y almacenamiento de carbono procedente de centrales de carbón en China (1 millón), reforzar al estrategia del Mercado Único Digital de la UE en seis países (8 millones) y la promoción de las normas comunitarias para reducir el impacto ambiental de la aviación civil en América Latina (7 millones) y al Sudeste asiático (7,5 millones). También hay 1,2 millones para «reforzar los diálogos políticos con socios estratégicos de la UE».