Enrique de Diego
Fue una tarde del duro invierno madrileño. Entre las 19 y las 20 horas; en la segunda hora del programa “A Fondo”, que tenía encomendado en Radio Intereconomía. La primera hora era exclusivamente económica y en la segunda entrábamos en terrenos más políticos o de economía política.
El profesor Guillermo Rocafort nos habló de su tesis doctoral que versaba, con un profundo trabajo de investigación, sobre las Sicav. Era el año 2009. ¿Sicav? Nunca había oído hablar de las Sicav y en esa hora radiofónica fue la primera vez que se habló públicamente de las Sicav. No hubo crítica sino información. Era muy sorprendente que las mayores fortunas solo pagarán el 1% de impuestos. Chocaba con el discurso oficial contra los paraísos fiscales, cuando resultaba que nuestra legislación permitía auténticos paraísos fiscales legales. Rocafort lo explicaba con claridad y fluidez, así que intervine poco.
Cuando terminé, al abrir la puerta del estudio me esperaba Julio Ariza desencajado –ese gran lacayo del sistema que ahora pretende ir de all right-. El programa había sido una conmoción, como se nos había ocurrido. Pero si no habíamos dicho nada crítico. Vociferó que había llamado gente poderosa enfadada. La cuestión es que el poder de las Sicav es tan fuerte que hasta esa fecha habían conseguido mantenerse ocultas.
Guillermo presentó su tesis que obtuvo la mejor nota accediendo así al título de Doctor y una síntesis de su trabajo se publicó bajo el título “Sicav, paraíso fiscal”, en la editorial Rambla. Al menos, se ha conseguido que la materia no sea tabú.
El efecto destructivo de las Sicav es demoledor:
1.- Los muy ricos acumulan cada vez más riqueza, pues no pagan impuestos, con lo que la desigualdad aumenta de continuo y la concentración de riqueza en unas pocas manos es cada vez mayor.
2.- Toda la presión fiscal recae sobre las clases medias (las bajas están exentas), depauperándolas y proletarizándolas.
3.- El poder de las Sicav tiende al inmovilismo y a la injusticia. No es posible ninguna crítica al sistema, en términos de eficacia, pues que al estar instaladas las élites en el privilegio rechazan cualquier crítica.
4.- Quienes tienen su dinero en las Sicav, y cada lo acumulan más, controlan las cuentas publicitarias de las grandes empresas y también los medios de comunicación, con lo que la crítica al sistema sólo es posible desde la disidencia: el sistema puede ahogarte financieramente cortándote la publicidad.
5.- Las élites, que podrían defender a los ciudadanos más indefensos de la depredación, participan de común con privilegios fiscales.
¿Por qué no se meten los futbolistas de élite en politica? ¿por qué no defienden a quienes cada domingo van a animarles? Tienen su Sicav. Un efecto colateral llamativo es que tienen Sicav personalidades de izquierdas que van públicamente de solidarias. Es el caso notorio de Pedro Almodóvar. Quien lo señaló fue Guillermo Rocafort.
Con las Sicav, la sociedad es cada vez más pobre y los ricos acumulan cada vez más riqueza y ni tan siquiera se puede organizar con eficacia la resistencia, pues las clases medias no tienen excedentes económicos para inversión ideológica: bastante hacer con llegar a fin de mes.
En algunos países como Francia, están obligados a invertir en la economía nacional, pero aquí ni eso. El argumentario es que si les pidiera esfuerzo fiscal, el dinero emigraría. Pero es mucho mejor eso que la situación actual, en la que las clases medias están condenadas a la extinción.
El patriotismo económico tiene una solución clara: quien se lleve el dinero al extranjero pierde la nacionalidad (viejo principio de contribución-representación) y no se le permitirá entrar en España.