Enrique de Diego
Me sumo al boicot a los Goya. No me cuesta nada. Llevo décadas sin ver cine español, marca que me sugiere ordinariez, chapuza y subvención. El cine de Pedro Almodóvar me parece infame y desagradable. Sería patriótico ver cine español pero resulta que el cine hecho por estos mamarrachos es siempre antipatriótico y no hacen más que insultar a todos los valores en los que creo. Al parecer, incluso con los últimos de Filipinas han hecho una película antipatriótica, en la que el fraile es un camillo. ¡Qué degenerados!
A la que menos soporto es a Ana Belén. No soporto a los millonarios comunistas. No soporto a estos titiriteros amorales que siempre están dando lecciones de moral que ellos no practican. Siempre anda con la solidaridad y siempre salen en los papeles de Panamá. ¡Y salen los que protagonizan las campañas de Hacienda! Son casi tan insoportables como Ana Rosa Quintana.
El marido de Ana Belén ganó por los 25 años de paz, un concurso nacional con una canción de elogio a Franco que debió hacer sonrojar a doña Carmen Polo de Franco. Y de Ana Belén es que no soporta nada –perdona, Fernando Alonso Barahona por entrar en tu terreno- ni como mito de la eterna juventud.
En tiempos, de sociedades más vivas se emitían normas de precaución sobre los titiriteros, gente ladrona que se llevaba las gallinas, disoluta y descerebrada, teniéndose que meter en el papel de otros. Ahora se les pone el micrófono como si fuera el oráculo de Delfos para decir siempre las mismas patochadas izquierdosas. ¿Y qué autoridad moral tienen? Ninguna. Cualquier trabajador normal sabe más de la vida que ellos, que opinan todos igual, las mismas chorradas de la corrección política, contra la guerra, pero no cuando la bruja hilaria bombardeó Libia o el desastre de Obama la montó en Irak y Siria. No tienen ni idea de nada y opinan de lo sagrado con el desparpajo de los sinvergüenzas.
Tienen complejo de culpa de ganar tanto por no hacer nada y están todo el día intentando arreglarnos la vida –destrozándonosla- y metiéndonos la mano en la faltriquera. ¡Ni un euro para los titiriteros! ¡Ni un euro del contribuyente a estos parásitos saqueadores!