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Donald Trump, el hombre providencial para salvar al mundo

Redacción




 

Donald Trump, un antes y un después. /Foto: cnn.com.
Donald Trump, un antes y un después. /Foto: cnn.com.

Virginia Montes

Las lenguas de mierda hacen horas extra para presentar a Donald Trump como un peligro para la paz mundial. Es una proyección de la histeria en la que se han instalado los medios de comunicación norteamericanos del establishment. Y, sin embargo, en una semana, en la que, por cierto, su popularidad no ha hecho otra cosa que subir, parece que el sentido común y la cordura han vuelto y se puede respirar con un horizonte más despejado, aunque lleno de nubarrones.

No hay mejor forma de combatir el terrorismo que no dejar entrar a los terroristas, que son todos islamistas, que son todos musulmanes; la decaída Europa ha abierto las fronteras de manera irresponsable y la consecuencia ha sido una oleada de atentados, de masacres de una crueldad inaudita, perpetrada por esos falsos refugiados que encima viven del contribuyente al que han venido a matar. Los únicos que son perseguidos en Siria e Irak son los cristianos y son los únicos que pueden y deben ser acogidos.

Los lenguas de mierda españoles y norteamericanos llevan mintiendo siempre y no se cansan. Se dijo que Inglaterra se hundiría en los mares si votaba Brexit –lo dijo George Soros desde The Guardian– y no ha pasado nada. La economía británica ha mejorado y mejorará más a medida que controle sus fronteras, igual que lo hará Estados Unidos.

Toda vez que las feministas se han diluido –los discursos en la “Marcha de las mujeres” fueron patéticos, no se puede estar a la vez a favor de los derechos de los homosexuales y de los musulmanes, cuando estos quieren matar a aquellos en nombre de la sharia, esas chorradas ya no cuelan-, ahora hay un fervor librecambista liderado por el Partido Comunista chino y por el México de la corrupción endémica. Puesto que Donald Trump cumple su palabra –no es un político profesional- y va a elevar un Muro, que en efecto pagará México con aranceles del 20% a sus importaciones. Eso lo pagarán los consumidores norteamericanos con el encarecimiento de los productos. Lo ha dicho el corrupto Carlos Slim, y los lenguas de mierda mexicanos le han reído la gracia.

Esa ecuación directa es una falacia. Por de pronto, si la clase media pierde su trabajo por la deslocalización, no puede consumir por muy baratos –y de mala calidad- que sean los productos. Si no hay consumidores, lo que se va produciendo es una degradación y una sustitución de población. Donald Trump ha identificado bien el problema, es un empresario avezado, sabe de lo que habla. Conoce la teoría, pero mucho más la práctica.

El librecambio ofrece beneficios mutuos entre economías parejas y por eso no plantea problemas, por ejemplo, respecto a Reino Unido o Reino Unido respecto a Australia; pero eliminar la frontera con México es apostar simplemente por ser otro México y por sembrar conflictos futuros. La economía norteamericana, por supuesto, tiene las dimensiones suficientes para navegar en solitario, y su política será beneficiosa, y representa, desde luego, un cambio copernicano respecto al neoesclavismo de la deslocalización, el que practica Amancio Ortega en Bangladesh e India. Las naciones tienen fronteras, que han de ser preservadas y nadie puede entrar ilegalmente y si lo hace, debe ser expulsado de inmediato.

Con mi dinero, no

No es Donald Trump el que ha dividido a la sociedad norteamericana, sino la corrección política, fragmentándola e imponiendo sus dictados estúpidos, buscando siempre parasitar del Presupuesto. Con el dinero del contribuyente, no. Con mi dinero, no.

Lo que se percibe es que han vuelto la sensatez y la lucidez y que no se debe financiar con cargo al contribuyente la proyección internacional del lobby abortista. Y que se está poniendo fin a la segunda guerra mundial evitando una tercera y la islamización. En ese sentido, Donald Trump es el hombre providencial para salvar al mundo del abismo al que se encaminaba. Por supuesto, que es fundamental que Rusia y USA colaboren, tengan un buen entendimiento y combatan juntos al integrismo, y al islamismo que es su base.

Donald Trump bien podía haberse dedicado a disfrutar de su inmensa fortuna, pero ha dado un paso al frente, complicándose la vida y eso es muy meritorio. Es un espléndido representante de los intereses y los ciudadanos norteamericanos, y deberían empezar a tomar buena nota los dirigentes europeos, y especialmente los españoles, porque el vendaval se los llevar por delante. Rajoy no es un digno representante de los españoles sino de la casta a la que pertenece.

Donald Trump es el presidente legítimo de los Estados Unidos de Norteamérica. Está cumpliendo al 100% su programa. Esto es un hecho novedoso y regenerador de la democracia. No dice una cosa en público y otra en privado. No pertenece a esa plaga de los políticos profesionales. Es cierto que está devolviendo el poder al pueblo, secuestrado por esos políticos profesionales.

Trump, como presidente legítimo, ha venido para quedarse cuatro años. Y apuesto que serán ocho. El mundo iba muy mal y empieza a enderezar el rumbo. Donald Trump es un hombre providencial.

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