Enrique de Diego
Te conozco desde muy joven, cuando eras el hijo del gran José María Ruiz Gallardón. Recuerdo el día en que José María Aznar me pidió que le acompañara a cenar contigo para darte ánimos porque te habían nombrado secretario general de AP y no te llegaba la camisa al cuello.
No voy a enumerar todas las subvenciones y premios que has dado a la izquierda para parecer de izquierdas. Has reaparecido fugazmente de la mano de Aznar en la FAES para entonar un “mea culpa personal”. No sirve. Que Dios te perdone, Él que es misericordioso. Yo no puedo. El daño que has hecho es irreparable. Y tu partido. Habéis destrozado una sociedad, diciendo una cosa en campaña y siguiendo con la misma mierda en el Gobierno, manteniendo todo lo que hacía el PSOE, el aborto, el matrimonio gay, la memoria histórica. E incluso lo habéis agravado para hundirnos en la corrección política.
Has tenido el valor de reconocerlo, aunque ya es tarde. Has dicho que os habéis “avergonzado de proclamar” vuestras ideas, que habéis tenido “miedo a la definición ideológica”, hasta llegar “a sacrificar la proclamación de los principios” para “aumentar nuestra base electoral”, “avergonzándonos de lo que en realidad pensamos”. Habéis vivido e impuesto una destructiva doble moral. Habéis disociado el pensamiento de la acción política. Habéis mentido de continuo. Habéis dicho una cosa en privado y otra en público. Habéis sido una pandilla de canallas y de antipatriotas. Empezando por Aznar y terminando por ti. Pura escoria política.
Te recuerdos que tú entregaste y montaste la Casa Árabe. Os habéis dedicado a islamizar España, que Aznar era lo que consideraba deseable. Habéis hundido a la gente. Habéis atacado de continuo las bases vitales de la identidad española. Habéis sido una plaga inmunda.
Me dicen que, en medio de tus desatinos, estás recuperando algún criterio moral, porque tienes a tu lado a Jesús Pedroche, numerario del Opus Dei, que el muy degenerado está imputado en las tarjetas black, que ya me dirás un numerario, que debe estar por encima de las cosas de este mundo, como un corrupto más. ¡Qué asco!
Esa doble moral, ese doble discurso, esa esquizofrenia que os ha hundido en la hipocresía, que es lo menos soportable, te llevó incluso a someterte a Satanás, a ser su lacayo, a meter en el Código Penal ese tipo de conceptos genéricos propiciados por George Soros para criminalizar el bien y el patriotismo, has metido en el Código Penal conceptos como “discriminación ideológica”, uso alternativo del Derecho, que te sitúa como una mala persona o un ignorante proteico e ignorante no eres. Y ahora, por tu culpa, por tu grandísima culpa, tus lacayos judiciales quieren meter en la cárcel a quince patriotas, a los que tú no les llegas a la suela de los zapatos.
No eres un digno hijo de tu padre.
Eres, Gallardón, parte del cojón del anticristo. Qué Dios te perdona. Yo, no puedo. El daño que has hecho es imperdonable.