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Brexit duro con prioridad por el control de fronteras

Redacción




Theresa May. /Foto: despiertainfo.com.
Theresa May. /Foto: despiertainfo.com.

Virginia Montes

El control de las fronteras es la prioridad cero del Brexit, y fue la razón de su triunfo. Theresa May ha confirmado que ha entendido el mensaje del pueblo y habrá una salida completa, lo que se denomina un Brexit duro; nada de estar “mitad dentro, mitad fuera”.

Reino Unido no tiene nada en contra de la libre circulación de mercancías, y esa línea buscará un “nuevo y ambicioso acuerdo de libre comercio”, pero está por completo en contra de la libre circulación de personas, que Bruselas, además, ha extendido a la población de todo el mundo, un error catastrófico. Reino Unido también saldrá de la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo. No es el programa electoral de los conservadores, sino de la UKIP de Nigel Farage. A dos meses y medio del vencimiento del plazo que se autoimpuso para empezar el proceso de negociación, y una semana antes de que la Justicia británica se pronuncie en segunda instancia sobre la necesidad de que el Parlamento apruebe el Brexit, la primera ministra quiso ir aún más lejos: el acuerdo de salida, al final del proceso de dos años que abre el artículo 50 del Tratado de la UE, “se someterá a votación en las dos cámaras legislativas”.

No aclaró qué sucederá si el Parlamento rechaza el acuerdo, pero desde Downing Street se quiso dejar claro que los legisladores no podrán detener el proceso de ruptura con la UE. Eso significa que un rechazo del plan en las cámaras podría no ser vinculante o que precipitaría a Reino Unido a acogerse las más gravosas tarifas y normas de la Organización Mundial del Comercio. “Para Reino Unido, que no haya acuerdo es preferible a que haya uno malo”, resumió May, sugiriendo que el país está dispuesto a abandonar la UE sin una ruta de salida.

Reino Unido quiere seguir siendo un buen amigo y un buen vecino para Europa, pero sé que hay voces que reclaman un acuerdo punitivo que desanime a otros países de seguir nuestro camino”, señaló May. Un castigo a Reino Unido para prevenir un efecto contagio sería, en palabras de la primera ministra, “un calamitoso acto de autolesión” para la UE. En ese caso, amenazó May, en línea con las advertencias formuladas el fin de semana por su ministro de Economía, Reino Unido estaría dispuesto a convertirse en una especie de paraíso fiscal para atraer empresas e inversiones. “Tendremos libertad para establecer tipos impositivos competitivos y adoptar políticas que atraigan a las mejores compañías y los mayores inversores”, advirtió. “Si se nos excluye del acceso al mercado único, seremos libres para cambiar las bases del modelo económico británico”.

Entre las 12 prioridades que guiarán la negociación del Gobierno británico, se encuentra la de garantizar los derechos de los nacionales de otros países de la UE que viven en Reino Unido, así como los de los británicos residentes en otros países del bloque. El interés del Gobierno británico y de sus socios europeos, añadió, es “resolver este reto lo antes posible”.

May se explayó en el espinoso tema de la inmigración, aunque no concretó las bases de su futuro modelo migratorio. “Continuaremos atrayendo a los mejores y más brillantes a trabajar y estudiar en Reino Unido”, dijo, “pero recuperaremos el control del número de personas que vienen al país desde la UE”.

La claridad de la postura de Theresa May ha hecho subir la libra.