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Meryl Streep y el Hollywood liberal, contra Trump y la mitad de la población

Redacción




Meryl Streep, en su mitin en los premios Globo de oro. /Foto: clarín.com.
Meryl Streep, en su mitin en los premios Globo de oro. /Foto: clarín.com.

Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

¿Acaso se han vuelto locos algunos cineastas firmando y enredando –como malos perdedores– tras la inapelable victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales?

Es cierto que en los últimos años el Partido Demócrata más políticamente correcto y con menos aristas de pensamiento personalizado, ha tenido numerosos adeptos en el Hollywood contempóraneo. Desde Steven Spielberg a John Landis, pasando por Robert de Niro, Richard Gere, Julia Roberts , Meryl Streep , Woody Allen , Billy Crystal, Sigourney Weaver.

Pero no lo es menos que los distintos candidatos republicanos – incluyendo en su casi totalidad a Trump – han obtenido el apoyo (endorsement, en su término inglés ) de figuras como Clint Eastwood , Chuck Norris, Mel Gibson , Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger , Adam Sandler, Bruce Willis, Bo Derek o Ion Voight .

En el cine clásico las tornas solían ser la contrarias, y la flor y nata de los grandes artistas navegaban en los escenarios conservadores: Cecil B. de Mille, John Ford, Howard Hawks, Alfred Hitchcock, Leo McCarey, Frank Capra, Henry King., Henry Hathaway, John Wayne, Charlton Heston , Gary Cooper, Robert Taylor, James Stewart, Ginger Rogers, Jeanette MacDonald, Bob Hope, Maureen O, Hara, Virginia Mayo, Rock Hudson, Walt Disney , Clark Gable. Bárbara Stanwyck, Ward Bond , Shirley Temple. Y, por supuesto, Ronald Reagan .

Pero si el cine de Hollywood se caracterizó por algo aparte de su extraordinario talento artístico durante su edad de oro entre 1925 y 1965 (sobre todo las brillantes décadas de los treinta, primeros cuarenta y todos los cincuenta) fue por su independencia ideológica y por no convertir –salvo excepciones– las películas en foros de debate. El cine era arte, y cuando se quería enviar un mensaje –dijo una vez John Wayne– se utilizaba la Western Union .

Toda la verdad sobre Joseph McCarthy

En varias ocasiones y sobre todo en mi libro McCarthy o la historia ignorada del cine (Criterio 2001) me referí a las numerosas mentiras e inexactitudes sobre la actuación del senador Joe McCarthy en la llamada «caza de brujas» . El senador jamás investigó a nadie relacionado con el mundo del séptimo arte.

El Comité de Actividades Antiamericanas, HUAC, fue creado en tiempos de Roosevelt (concretamente en 1937, siendo su primer encargado el político demócrata Martín Dies). Una organización con el objeto de perseguir sabotajes y actividades delictivas, cuyo objetivo originario fueron los grupos nazis americanos, y que después –en tiempos de la Guerra Fría– se extendió a los comunistas. En colaboración con el FBI actuó contra estos grupos en 1947 (cuando McCarthy era un perfecto desconocido) y fue el responsable de toda la investigación que se realizó en el mundo del cine. McCarthy jamás tuvo que ver con este Comité, no participó en sus interrogatorios y nunca llegó a relacionarse con estrella de cine alguna. La HUAC realizó sus actividades de investigación en Hollywood en 1947, bajo la el mandato de J.Parnell Thomas. Mantuvo sus funciones hasta 1969 en que pasó a denominarse Internal security Comité. En 1975 (con el republicano Gerald Ford de Presidente, fue formalmente abolida, pasando algunas de sus funciones al House Judicial Comité).

La acción del senador por Wisconsin se inicia en 1950, con su famoso discurso del 9 de febrero en Virginia. El acto se encuadraba en el marco del homenaje y recuerdo al presidente Lincoln. Dos semanas antes, el espía soviético Alger Hiss había ingresado en prisión, y el joven político Richard Nixon se encontraba en la cresta de la ola. La intervención se circunscribe al espionaje comunista en el seno del Departamento de Estado (el ministerio de asuntos exteriores norteamericano). En concreto, McCarthy proclama que posee una lista de 284 funcionarios al servicio del Gobierno, que son militantes o simpatizantes activos del Partido Comunista Americano (una organización minúscula pero que había extendido su influencia en diversos sectores clave de la sociedad de la época). Recordemos que en aquellos instantes todos los partidos comunistas prestaban obediencia ciega a la URSS, y que el presidente soviético era nada menos que José Stalin. Posteriormente, el senador ampliaría sus investigaciones en el Ejércit . Joseph McCarthy nunca se relacionó en toda su vida con el mundo del cine. Jamás entre sus numerosos interrogados figuró nadie relacionado ni remotamente con el mundo de Hollywood. Las célebres declaraciones de testigos, imputados y testigos amistosos en el cine, se realizaron en el ámbito de la HUAC (Comité de Actividades Antiamericanas ) y muchas de ellas antes de que el senador por Wisconsin hubiera alcanzado la más mínima notoriedad. Y cabe añadir que en otras muchas ocasiones, fue el propio senador y su equipo los sometidos a interrogatorios ya que varios comités senatoriales investigaron también a fondo la acción política de McCarth . De hecho terminaron reprobando al senador cuando éste se enfrentó a la Administración de Eisenhower. La familia Kennedy –por cierto– amiga de McCarhty se abstuvo de participar en esta acción reprobatoria.

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Politización de la entrega de los Globos de oro

Ante la inminente toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, un puñado de luminarias más o menos sobrevaloradas de Hollywood han optado por politizar encuentros de cine como la entrega de los Globos de oro en la que Meryl Streep se ha permitido atacar al presidente electo (antes incluso de formar gobierno y actuar). Claro que Trump en un alarde de incorrección política más que saludable se ha permitido recriminar a la Streep y tras llamarla una “de las más sobrevaloradas actrices de nuestro tiempo», la recuerda que no se conocen, por lo que al ataque es absolutamente gratuito e ideológico. Y es que Trump tiene gran experiencia en el mundo del espectáculo y sabe cómo manejarse en ese universo mediático. Incluso recordando años atrás cuando se limitaba a aparecer en los programas de TV y muchos famosos estaban encantados con él. ¿Por qué ahora parecen haber cambiado aun antes de iniciarse su gestión de gobierno?

Para volver a Meryl Streep ciertamente es una de las actrices con más talento de su generación, lástima que la Edad de oro del cine –sobre todo el período 1930-1960– haya desaparecido . Las películas de la Streep con algunas excepciones como Los puentes de Madison, de Clint Eastwood, están lejos de las obras maestras de la historia del cine. De ahí –entre otras cosas– que Meryl quede un tanto lejos de las grandes diosas del Séptimo arte: Greta Garbo, Marlene Dietrich, Norma Shearer, Katharine Hepburn, Bette Davis, Vivien Leigh, Jeanette MacDonald, Jennifer Jones, Ava Gardner, Gene Tierney, Rita Hayworth, Kim Novak, Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Sofía Loren…El mundo de la farándula se ha ensañado también con su esposa Melania Trump. Así, han sido varios los diseñadores que han asegurado que no vestirán a la futura Primera Dama. En cualquier caso, otros diseñadores aún mejores como Tommy Hilfiger, quien rechaza mezclar moda y política, han salido en defensa de Trump y su esposa. Hollywood debe centrarse en sus estrenos para 2017 y dejar este proceloso mundo de la manipulación política. No solo debe ser así, sino que podrían estar en juego los ingresos en taquilla de sesenta y cinco millones de votantes. Y es que el 20 de enero empieza –sin duda– una nueva época que promete resultar apasionante.

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Y para colmo actores de Hollywood –no demasiado prominentes , es cierto, en colaboración con la organización “Humanity for Progress”- lanzaron un video para pedirle a los miembros del Congreso de Estados Unidos que frenen al Presidente electo Donald Trump en caso de que quiera violar los derechos de los ciudadanos (¿?).

Calidad indudable aparte de la protagonista de Memorias de Africa, El cazador, Manhattan, Kramer contra Kramer o La mujer del teniente francés, lo cierto es que sus diecinueve candidaturas a los Oscar se antojan un tanto excesivas (claro que la Academia siempre fue adicta a ignorar el premio Oscar a gigantes como Cary Grant, Errol Flynn, Tyrone Power, Kim Novak, Gene Tierney, Garbo o Dietrich). De ahí que Trump no ande desencaminado del todo al advertir una cierta sobrevaloración en la carrera de la actriz.

En todo caso el discurso melifluo y políticamente correcto de Meryl Streep puede ser una de las gotas que hagan rebosar el vaso; ni los liberales de Hollywood poseen mayor entidad moral que el resto de cineastas intelectuales, ni los Globos de oro son el mejor escenario para críticas políticas disfrazadas de sermón, ni el propio cine de Hollywood puede permitirse –como acontece por desgracia en algunas entregas de premio en ciertos sectores del cine español – enemistarse con la mitad o algo más de la población. La novedad como antes hemos señalado es que Trump lejos de callarse ha respondido y con ello ha abierto la brecha para que muchos ciudadanos demuestren una vez más que están ligeramente hartos de los sermones de algunas elites que viven en sus mundos irreales sin el menor contacto con la realidad. De ahí tal vez una de las razones de la derrota de Hillary Clinton pese a tener el establishment, el Hollywood oficial, la casi totalidad de los medios de comunicación , el multimillonario Soros, el dinero y hasta parte de las elites republicanas a su favor.

Y como ultimo detalle (y al margen, repetimos, de errores o aciertos o de la valoración completa del personaje y el período, que no es objeto de este artículo, y está sujeta- desde luego – a valoraciones muy diversas y aún contradictorias, cabe reproducir la conclusión que un periodista independiente y en modo alguno simpatizante de McCarthy, realizó el 8 de febrero de 2000 en World Net Daily. Se trata de John Basil Utley que escribe: “Investigando la nueva información obtenida en los documentos reservados soviéticos en Moscú , así como las grabaciones y comunicaciones de la Embajada Soviética en Estados Unidos durante el período 1944- 1948, se puede concluir que el senador McCarthy tenía razón en lo esencial. Pudo tener irregularidades y debilidades, pero la casi totalidad de cada uno de sus casos y acusaciones ( espionaje, sabotaje ) se han revelado ciertos».