Virginia Montes
Cinco muertos, uno de ellos policía, setecientos detenidos, y cuantiosas pérdidas (4,4 millones de euros sólo en Vera Cruz) es el balance momentáneo de la ola de vandalismo que sacude México, tras la subida de los precios del combustible. Las protestas pacíficas se alternan con asaltos a centros comerciales con pillaje desatado.
El precio de la gasolina se incrementó el 1 de enero en un 20,1% y el diésel en un 16,5%. A partir del 18 de febrero, el precio máximo fijado por el Gobierno se ajustará cada día. La ola de protestas que comenzó inmediatamente después de la entrada en vigor de los aumentos cobró impulso a partir del miércoles con bloqueos de carreteras, saqueos en tiendas y gasolineras, y actos de vandalismo. De acuerdo con el presidente de la Confederación de Cámaras de Comercio, Enrique Solana, unas 800 empresas pequeñas y medianas y 250 grandes tiendas fueron dañadas en todo México.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, dijo en un mensaje especial que la decisión de aumentar los precios de los combustibles en México fue una consecuencia de la subida de los precios internacionales y que se trataba de un «cambio difícil», pero necesario para asegurar la estabilidad económica. El incremento de los precios es el primer paso de la apertura a la liberalización de los precios del combustible en el mercado. Estaba prevista inicialmente para 2018, pero el Gobierno mexicano ha optado por ponerla en marcha un año antes.