Yolanda Couceiro Morin.
Alepo no ha caído, como nos dicen los papagayos de la prensa occidental, servidora de la Mentira, asalariada de las fuerzas del Mal. Alepo ha sido liberada. Y bien que les duele a los propagadores de la violencia y la mentira. Sus planes han sido desbaratados y están perdiendo la guerra. Un pequeño país ha resistido y sigue en pie frente a la agresión y la mentira de poderosos enemigos que lo tenían todo a su favor: el poder, el dinero, las armas, la tecnología, unos recursos inagotables, los órganos de propaganda más sofisticados y eficaces del mundo: una suma de fuerzas inmensas, y una fuente inagotable de mano de obra barata dispuesta a llevar a cabo sobre el terreno los planes elaborados en acolchadas y climatizadas oficinas de Washington, Tel Aviv, Londres y París.
La determinación del pueblo sirio, de su gobierno y de su ejército ha frustado esa criminal y demoniaca empresa. La mentira ha sido derrotada y la agresión ha perdido la batalla. Acabamos de asistir «en directo» a uno de los acontecimientos más importantes y trascendentes de este siglo recién estrenado. Este episodio no es una simple batalla en una guerra como tantas otras. La derrota de los terroristas (las tropas de Occidente en Siria, un Occidente que ha perdido la cabeza y la vergüenza), unida a otros acontecimientos consumados y en marcha, determinará en los años (y tal vez décadas) venideros la verdadera medida de los cambios que se avecinan. La Historia está otra vez en marcha. Hace cerca de medio siglo, el escritor ruso Aleksandr Solzhenitsyn decía los siguiente:
«La violencia, cada vez menos respetuosa de los límites impuestos por siglos de normatividad, se encuentra desvergonzada y victoriosamente avanzando por todo el mundo, despreocupada por el hecho de que su infertilidad ha sido demostrada y probada muchas veces en la Historia. Más aun: no es simplemente el poder descarnado el que triunfa ampliamente, sino su exultante justificación. El mundo está siendo inundado por la cínica convicción de que el poder puede hacer cualquier cosa y la justicia no puede hacer nada.»
«Pero no olvidemos que la violencia no vive en soledad y no es capaz de vivir sola: necesita estar asociada a la mentira. Entre ambas existe el más íntimo y el más profundo de los vínculos naturales. La violencia halla su único resguardo en la mentira y el único soporte de la mentira es la violencia. Cualquier persona que ha hecho de la violencia su método, inexorablemente debe elegir a la mentira como su principio. En sus inicios, la violencia actúa abiertamente y hasta con orgullo. Pero, ni bien se vuelve fuerte y firmemente establecida, siente la rarefacción del aire que la circunda y no puede seguir existiendo si no es en una neblina de mentiras revestidas de demagogia. La violencia no siempre corta las gargantas, es más frecuente que exija de sus súbditos solamente un juramento de lealtad a la mentira, solamente una complicidad en la falsedad.»
«¡Y el simple paso que un simple hombre valiente puede dar es no participar de la falsedad, no apoyar falsas acciones! Que el mundo se entregue a la mentira, que incluso ésta reine en el mundo, pero no con mi ayuda.»
«Y, ni bien la mentira sea expulsada, quedará revelada la desnudez de la violencia en toda su fealdad, y la violencia, decrépita, caerá.»
«Los proverbios son muy populares en Rusia. Expresan de una manera constante y a veces sorprendente la sufrida experiencia de ese país: «Una palabra de verdad pesa más que todo el universo«. Aleksandr Solzhenitsyn. Discurso al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1970.
Hoy los vencedores del terror, los liberadores de Alepo, mañana de toda Siria, son los héroes de nuestra época, la consciencia viva de la humanidad. Los valerosos soldados sirios combaten por su Patria, pero sin saberlo tal vez, portan en el polvo y la sangre de sus uniformes la dignidad de un mundo que se agita vanamente y se debate en contradicciones mortales, un mundo sometido a la violencia y entregado a la mentira. Hay momentos particularmente ruines en la historia de las sociedades humanas en que la dignidad, la decencia y el coraje que le faltan a la mayoría están concentrados en unos pocos. Pareciera que estos valores hubieran desertado de los hombres, pero están depositados como un tesoro preciado y escaso en un puñado de irreductibles asediados por la arrogancia de los poderosos y el cacareo de las ocas del cenagal. Siria simboliza hoy la resistencia victoriosa a las fuerzas destructoras de la antihumanidad. La lucha de los sirios y sus aliados es esa palabra de verdad que ha doblegado a la violencia y humilllado a la mentira, y es la certeza de que «la antigua trinidad de Verdad, Bondad y Belleza» siempre hará inclinar la balanza en el equilibrio del universo (1).
(1) «Así que, quizás, la antigua trinidad de Verdad, Bondad y Belleza no es simplemente una fórmula vacía y desteñida como supusimos en los días de nuestra confiada y materialista juventud. Si las copas de estos tres árboles convergen como lo afirmaban los escolásticos, si los sistemas demasiado obvios, demasiado directos de Verdad y Bondad resultan aplastados, podados, impedidos de abrirse paso, entonces, quizás, los fantásticos, los impredecibles, los inesperados retoños de la Belleza emergerán y ascenderán a exactamente el mismo lugar.« Aleksandr Solzhenitsyn
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