Miguel Sempere
Lo de Podemos va degenerando cada vez más a un pandilleo insustancial, alejado de cualquier inquietud de la gente. Puestos que en buena medida son un fenómeno mediático, que ha capitalizado de manera distorsionada el malestar de una parte creciente de la sociedad, son el equivalente de los payasos de la tele.
En una sociedad que se cae a cachos, donde el Gobierno ha metido de nuevo la mano en la caja de las pensiones, ahora 983 mil euros, da la impresión de que el debate de Podemos gira en torno a las relaciones entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, sobre sus niveles de amistad y desencuentro, siempre con una gran capacidad para el autobombo como niños o adolescentes acomplejados.
Hay demasiada dialéctica amigo-examigo, pareja-examante en el pequeño círculo de poder en que ha devenido Podemos. Demasiada cutre política. Demasiado debate de casino y asamblea universitaria. Poco trabajo y mucha superficialidad. Menos ideas y más declaraciones. Y de fondo una ensalada de siglas con la salsa del derecho a decidir. Los payasos de la tele de Podemos hacen que riñen sobre cosas que no les interesa a nadie.