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¡Ni un céntimo de euro a la jerarquía católica!

Redacción




Jorge Bergoglio y Carlos Osoro.
Jorge Bergoglio y Carlos Osoro.

Editorial

Decía el Premio Nobel de Economía, James A. Buchanan que “hay que financiar sólo al pastor que defiende los intereses de su comunidad”. No tenemos más remedio, en aras de la verdad que nos hace libres, que constatar que la jerarquía católica va directa y claramente contra los intereses de su comunidad y, por tanto, no se le debe financiar ni con un céntimo de euro, ni echando lo más mínimo al cepillo, ni poniendo, bajo ningún concepto, la crucecita (es, además, una mentira pues la cantidad recibida por la Iglesia es negociada con el Estado). Por supuesto, recomendamos a nuestros lectores no hacer donativos a Cáritas, ni a Manos Unidas, ni a ninguna organización católica relacionada con la jerarquía.

Es notorio que la jerarquía católica, empezando por Jorge Bergoglio, ha convertido en su discurso único –a cardenales y obispos les queda muy poco tiempo para hablar de Dios o para rezar- la abolición de las fronteras –entrando en un terreno en el que carecen de la más mínima autoridad y que se puede considerar una injerencia, como para romper relaciones con el Vaticano- y la eliminación de las patrias, en aras de un discurso mundialista fracasado, que nosotros rechazamos, por alucinado y carente de criterio, por peligroso y genocida, y que rechaza cada vez más gente, por racionalidad, a la vista de sus nefastas consecuencias y de los previsibles conflictos futuros, que vemos en Siria, Irak y recientemente en El Cairo con una masacre en la comunidad copta, a la que Bergoglio no ha tenido ni la decencia de referirse explícitamente.

Revestido de una tenue capa de fraseología evangélica, el discurso obsesivo –es de lo único que hablan, pues parecen haber perdido la fe e incluso la técnica de hablar de Dios- ha llegado al despropósito de organizar un aquelarre de alcaldes en el Vaticano para instarles a constituirse en ciudades estado, asumiendo competencias que no les corresponde. Dejamos a un lado la hiriente incoherencia de tener una radio y una televisión sectarias que critican con apasionada insistencia a Podemos para luego invitar al Vaticano a sus alcaldes más significativos, en una extraña y delirante alianza.

Óscar Rodríguez Maradiaga.
Óscar Rodríguez Maradiaga.

Es manifiesto que esta soflama buenista no es otra cosa que el plan mundialista de George Soros. Hay pruebas fehacientes –filtración por Wikileaks de los documentos de la Open Society– de que organizaciones de la Iglesia han sido financiadas por el multimillonario estadounidense para abandonar toda defensa de la familia y centrarse en propuestas secularistas y mundialistas y que la trama Soros considera al Cardenal de Honduras, Óscar Rodríguez Maradiaga el hombre a su servicio en el Vaticano. El humo de Satanás, del que hablara Pablo VI, ha llegado a lo más alto de la Iglesia.

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Nos parece que a Dios no le están dando el culto que se le debe y Bergoglio y su cuadrilla están pretendiendo suplantar al César, como si su reino sí fuera de este mundo, en su vanidosa egolatría. Por supuesto, España debe defender su frontera de forma que nadie entre ilegalmente, como invasor, y que sea expulsado de inmediato. Y las vallas de Ceuta y Melilla no pueden ser un coladero, ni los CIE una estación de tránsito.

Carlos Osoro, el indigno arzobispo de Madrid, en esta neurosis obsesiva a favor de la estupidez mundialista, señaló recientemente que «la Iglesia está haciendo lo que nos dijo Jesús: Amaos como yo os he amado. No puede poner fronteras la Iglesia«. Por supuesto, que la Iglesia no puede poner fronteras, ni tampoco quitar, eso no les corresponde a los eclesiásticos. Eso corresponde al Estado. Nos hubiera gustado ver mucho más amor, al menos un poco de atención, por el Vaticano y los tibios jerarcas eclesiásticos a los cristianos martirizados en Irak, Siria, Pakistán, Nigeria, Egipto, Sudán. Nunca había habido una persecución tan brutal, ni tanto silencio cómplice de los supuestos pastores, devenidos en lobos, capaces de llevarse –como hizo Bergoglio en Lesbos- a musulmanes en vez de a cristianos –que corren grave peligro- al Vaticano.

Nos gustaría saber también si estos eclesiásticos han conseguido alguna conversión o si su fe es tan tibia que incluso consideran fuera de lugar evangelizar. Habiendo perdido incluso la técnica de hablar de Dios, ni tan siquiera son capaces de plantear sus alucinaciones globalistas con un mínimo de racionalidad. Según Osoro que rima demasiado con Soros, «todo ser humano, por el hecho de ser imagen y semejanza de Dios tiene derecho a pisar un suelo, a tener suelo, a tener un lugar donde situarse, donde permanecer, donde realizarse como persona y todos tenemos obligación de hacer que esto suceda«. Esta fraseología hueca, que pretende promover un choque de culturas y establecer conflictos internos, sugiere establecer una especie de nacionalidad internacional, de tal forma que todos los pobladores de la tierra podrían ser españoles, franceses, alemanes… El suelo al que tiene derecho cada uno es el de su Patria.

Estos eclesiásticos mundanos, que buscan el aplauso de unos medios controlados por la corrección política devastadora, son sordos y ciegos a la realidad y no hacen otra cosa que promover la islamización de Europa. Convertir Europa en una gran Siria. No es preciso reseñar todos los males de inseguridad, crímenes, masacres y violaciones que, por ejemplo, están convirtiendo el ser mujer en cuestión de alto riesgo en Europa o la inseguridad en los medios de transporte colectivo. Estos degenerados pretender acoger a los bandidos y dejar tirado al asaltado, al contrario de lo que hizo el buen samaritano de la parábola.

Como no entienden otro lenguaje que el dinero, como no atienden más que a que se ponga la crucecita, queremos avisar al ignorante de Osoro, lacayo de Soros, que no va a haber dinero para mantenerle, que su financiación tendrá que salir del ámbito del Estado y autofinanciarse, porque no hay dinero ni para pagar las pensiones; que por esta línea –yendo contra los intereses de la comunidad- Bergoglio va a ser el hazmerreír mundial y Osoro no va a tener un suelo donde pisar, ni un sueldo para comer.

Recomendamos vivamente a nuestros lectores que no pongan la crucecita en su declaración de la renta, y que difundan esa medida salvadora en sus ámbitos de relaciones; que no financien de ninguna manera a la jerarquía eclesiástica que trabaja para el exterminio de la sociedad cristiana; que no den dinero en ningún cepillo, que especialmente no donen nada para Cáritas.

Reafirmamos nuestra convicción, basada en fuertes principios patrióticos, pero también en la experiencia histórica, de que es preciso reforzar las fronteras, de que quien debilita sus fronteras está llamado a ser invadido y exterminado; de que las fronteras salvan muchas vidas; de que no tienden puentes a los enemigos; de que cada nación ha de responder de los problemas de sus ciudadanos y pretender resolver los problemas del mundo sólo serviría para hundir nuestra sociedad, sometiéndola a terribles experiencias.

No ni un euro, ni un céntimo de euro para la jerarquía católica desquiciada.

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