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Fran Hervías trucó las primarias de Sevilla para colocar a su novia Virginia Millán Salmerón

Redacción




Virginia Millán Salmerón. /Foto: elperiodico.com.
Virginia Millán Salmerón. /Foto: elperiodico.com.
Fran Hervías. /Foto: elperiodico.com.
Fran Hervías. /Foto: elperiodico.com.

Miguel Sempere

Los puestos orgánicos de Ciudadanos están designados a dedo; las primarias o no existen o son una farsa cuyo guión lo escribe el secretario de organización, Fran Hervías. Donde llevó la manipulación más allá de cualquier límite, a caballo de su osadía impune y de su corazón desbocado, fue en Sevilla: por medio estaba su nueva novia, Virginia Millán Salmerón.

El militante de Ciudadanos le preguntó a un dirigente sevillano quién era aquella chica a la que permitían tomar la palabra para dirigirse al público en la puesta en marcha de una agrupación. “Es la novia de Fran Hervías y quiere ir al Congreso”, le respondió.

Lorenzo Arístides, en la distancia, califica a Ciudadanos de “cachondeo” y “porquería”, pero, en junio de 2015, creía en la retórica regeneradora de Albert Rivera y era uno de los tres candidatos, con sus correspondientes avales, que concurrían a las primarias en Sevilla, tras empezar siete la carrera. Otro era Jaime Barrena. Y el tercero, aquella joven desenvuelta y pizpireta, a la que se abrían todas las puertas, que había conocido a Fran Hervías en la Feria de Abril del año anterior y había empezado a hacer sospechosos y apasionados viajes a la sede de Barcelona.

En aquellas “primarias ficticias”, como las califica Lorenzo Arístides, Virginia Millán Salmerón –que escondía el primer apellido, para no delatar que su padre era el candidato al Ayuntamiento, famiglia– marchaba en un paseo militar: inauguraba agrupaciones, tenía acceso al censo, lo que no se facilitó a los otros contrincantes y no tuvo que someterse a ningún debate. ¿Para qué? Mejor para Virginia, quien en Canal Sur cuando se le dio un minuto para pedir el voto para Ciudadanos no supo que decir y cuyo curriculum es un conjunto de falsedades, como una experiencia profesional que nunca ha existido.

Virginia ya tiene su primer empleo, nada menos que diputada en el Congreso -sueldo y privilegios- y, al tiempo, ha conseguido que Fran Hervías cambiara de pareja. Un enamoramiento moderno: amor a primera de la lista.

Por si algo fallaba, estaba el voto telemático, un sistema que nadie certificó, y que controló en exclusiva el enamorado novio de Virginia, Fran Hervías.

Los otros dos candidatos, Jaime y Lorenzo, ya no están en Ciudadanos, se dieron de baja asqueados de la “porquería”, Lorenzo dixit.

La que salió ganando fue la pareja de tortolitos Fran-Virginia. El secretario de organización de Ciudadanos, todo un seductor, un Mañara, un Tenorio, un Casanova, tiene colocada a su “novia” en el Congreso de los Diputados. Y ¿a esto lo llama Albert Riveraregeneración” sin que se le caiga la cara de vergüenza? Lorenzo Arístides lo llama «porquería«.

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