Virginia Montes
La campaña antinatalista que llevamos padeciendo durante décadas, con frecuencia financiada con dinero del contribuyente, está teniendo un efecto demoledor sobre la demografía autóctona en España.
En el año 1981, la tasa de reemplazo (situada en 2,1 hijos por mujer), se situó por debajo, con el 2,04; en 1986, se desplomó a 1,56; en 1.96, a 1,16; y en 2010, en 1,38. Esos datos van incluyendo progresivamente natalidad de madres inmigrantes, con lo que el proceso de reducción-sustitución es aún más grave.
Además, las españolas autóctonas tienen los hijos cada vez más tarde. En 1977, el primer hijo se tenía en el promedio de los 25 años; en 1989, ya estaba en los 26,6; en 2.001, en los 29,4; y en 2.009, en los 30,4.
En los últimos años, se ha ido produciendo otro fenómeno: mujeres solas, sin pareja, que se inseminan, pasados los 40 años.