Luis Bru
El Estado español valora en muy poco la nacionalidad española. Ser español es cuestión de baratillo, está de permanentes rebajas. Parece que el objetivo es conseguir una sociedad multicultural y en conflicto a cualquier precio.
Según el artículo 17 del Código Civil, los sudamericanos consiguen la nacionalidad española de manera automática con dos años de residencia. Les basta con justificar dos años mediante el permiso de residencia. Lo mismo les sucede a los oriundos de Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal o a los sefardíes.
Los que “hayan obtenido la condición de refugiado” pasan a ser españoles con cinco años de residencia.
Para los que no están comprendidos en ambos grupos, basta con diez años.
No se necesita ningún otro requisito, es una concesión administrativa automática. Si bien el artículo 17 exige “buena conducta cívica y suficiente grado de integración en la sociedad española”, esto se reduce a no tener antecedentes penales.
Según ha podido contrastar Rambla Libre en algunos países europeos, ya diferencian entre los “españoles” y los “españoles nacionalizados”.
Ser español es barato.
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