
Enrique de Diego
El miércoles hubo ciertos preavisos, como la avanzadilla de la marabunta. El jueves llegó la marabunta con una fiereza histérica. A través de mi twitter @enriquedediegov estuve recibiendo improperios, de lo cual me siento muy orgulloso, por cierto. Parece que el lobby feminista está muy acostumbrado a doblegar personalidades. Considero al feminismo una de las peores lacras y más disolventes de nuestros tiempos.
Por de pronto, el designio feminista es extinguir a la población blanca del planeta –el feminismo está instalado en Europa, Estados Unidos y las naciones de población cristiana- pues odian la maternidad, que consideran el factor de dominación por el hombre; eso que llaman patriarcado, en una burda copia de detritus marxista, de modo que capitalismo se traduce por patriarcado y capitalistas por hombres.
¿Qué tiene que ver esto con la violencia doméstica? Muy poco, pero las feministas utilizan el sufrimiento y los asesinatos, promoviendo políticas que no resuelven ni reducen el problema, pero sí para que se aumenten los fondos públicos para mantener el imperio feminista. Es una ideología -tosca- de odio, que empeora todos los problemas sin resolver ninguno. El lunes entraré más a fondo en sus objetivos.
Lo que más nerviosas ha puesto a las feministas es que he desvelado que tienen montado un negocio –hasta la información que ofrecen los medios sobre los asesinatos parece pensada para promover el mimetismo- y he cuestionado su dogma de que “antes” había más asesinatos, pero no se denunciaban, como una forma de blindarse ante el fracaso de sus políticas, con las que sólo buscan aumentar su poder. «Antes» había muchos menos asesinatos de mujeres.
Sería fácil que el Ministerio del Interior tabulara los datos de sus archivos en lo relativo a “crímenes pasionales”. Por supuesto, que ha habido malos tratos en el pasado. Y también que se consideraban cuestiones “de casa”, que en “casa debían quedar”. Pero la inmensa mayoría de los varones han sido amables y respetuosos con sus madres, novias, esposas e hijas, y a la inmensa mayoría se la educaba en el respeto a las mujeres. Pero el mal existe, y el abuso de poder y de la fuerza física.
En tanto que periodista, jefe de la sección de Nacional de dos periódicos nacionales, afirmo que durante años no se recibió en las redacciones información alguna de la plaga de asesinatos de mujeres –y de varones- por violencia doméstica, que ahora padecemos. No había ningún objetivo de ocultación, ni ninguna conspiración del patriarcado; simplemente no se mataban mujeres en número significativo como para considerarlo un fenómeno; cuando hoy es una plaga.
Como dudo que el Ministerio del Interior español haga ese estudio tan sencillo, que despejaría dudas, hemos de tener en cuenta datos colaterales. Todos los parámetros con los que contamos avalan la sospecha de que “antes” no había asesinatos de mujeres en los niveles actuales, que no existía un problema social, sino casos aislados. Por ejemplo, entre 1930 y 1977 las tasas de homicidios no hicieron otra cosa que descender, muy acusadamente, en las naciones occidentales. Desde 1977 a 1992 no hicieron otra cosa que aumentar y esa tendencia se ha incrementado. Si hasta 1977 bajaba la tasa de homicidios, también habría de bajar el de mujeres asesinadas por violencia doméstica y ha subido coincidiendo en los tiempos con la hegemonía del feminismo y su discurso de odio irrestricto.
El feminismo no tiene presencia en España hasta 1977, con la llegada de la democracia. Antes no existía, pero tampoco los crímenes.
La población de reclusos en España durante el franquismo era mucho menor que desde al advenimiento de la democracia y que en los tiempos actuales. Eso induciría a establecer la paradoja de que el franquismo era menos represivo o bien la sociedad tenía resortes morales más fuertes y era menos propensa a las conductas delictivas. En 1950, donde seguramente todavía era acusada la represión de la postguerra, la población de penados en España rondaba los 30.000. Luego, fue paulatinamente descendiendo hasta los 15.000 en 1960 y los 10.000 en 1965, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística. Por de pronto, y respecto a las cifras actuales que superan los 56.000, era un importante ahorro para el contribuyente dado que el coste de recluso por año es de 23.725 euros, si bien es cierto que un altísimo porcentaje de los reclusos son inmigrantes: 5.667 marroquíes y 440 argelinos, por ejemplo.
La tasa de reclusos por cada cien mil habitantes, que resulta clarificadora, se situaba en 51 en 1960, en 41 en 1970, en 56 en 1981, en 96 en 1991 y en 113 en 2001.
Descenso de homicidios, menor tasa de reclusos, parece sencillo concluir que la violencia doméstica era menor, mucho menor antes de que el feminismo irrumpiera.
Mujeres por las que siento mucho respeto me transmiten experiencias familiares de malos tratos a sus abuelas o bisabuelas. Hechos y experiencias terribles. No conviene generalizar la propia experiencia. En mi extenso ámbito familiar, con familias muy numerosas, nunca he recibido la más mínima noticia del más mínimo indicio de malos tratos. La única experiencia visible en mi adolescencia, en un pueblo donde pasé unas vacaciones, era una paisana, vestida de negro, que atiborrada de orujo, perseguía a su marido por el pueblo armada de un cuchillo carnicero. Efectivamente, no se la denunciaba.
Es interesante la historia del Gramoxone. Era un fitosanitario con un aspecto visual muy parecido al del vino tinto y con efectos letales casi inmediatos, destruyendo todos los tejidos internos. Fue prohibido por considerar nocivo su principio activo, paraquat, pero antes de eso existía la leyenda «rural» de que demasiados agricultores se confundían de botella, muriendo entre atroces suplicios (conozco dos casos). Según esa leyenda rural, sus mujeres, “a las que daban mala vida”, les daban el cambiazo. Pero eso también habría que demostrarlo. Lo cito a cuenta de que el mal y el pecado son personales, no atribuibles in genere a uno u otro sexo.
http://ramblalibre.com/2016/12/01/el-feminismo-es-una-industria-millonaria-han-construido-un-imperio-hablamos-de-dinero/
http://ramblalibre.com/wp-admin/post.php?post=5307&action=edit